Palma de aceite
Foto: Fedepalma.

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Lo que usted debe hacer para controlar la Pudrición del Cogollo

Por - 22 de Mayo 2014

Fedepalma y Cenipalma buscan que los productores de Santander y otras regiones del país sigan el protocolo validado para el control de la enfermedad. En Puerto Wilches y Cantagallo la PC ocasionó la pérdida de 37 mil hectáreas.


Fedepalma y Cenipalma buscan que los productores de Santander y otras regiones del país sigan el protocolo validado para el control de la enfermedad. En Puerto Wilches y Cantagallo la PC ocasionó la pérdida de 37 mil hectáreas.

Pese a la vecindad con Puerto Wilches, en el departamento de Santander, en donde la Pudrición del Cogollo, PC, arrasó con más de 37 mil hectáreas de palma de aceite, el municipio de Sabana de Torres, mantiene esta enfermedad en niveles de incidencia muy bajos. (Lea: Avanza consolidación de franja sanitaria para contener la PC)

Sin embargo, como dicho municipio  se encuentra en la zona de avance de la enfermedad, la Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite,  Fedepalma, y el Centro de Investigación en Palma de Aceite, Cenipalma, hicieron un llamado a los palmicultores de este municipio para que apliquen el protocolo de manejo de la enfermedad planteado por Cenipalma, el cual es el único validado hasta el momento.

De acuerdo con la Federación, controlar la PC requiere de la aplicación de las mejores prácticas agronómicas e inversiones que, de hacerse oportunamente, no van en detrimento del negocio. Los productores deben saber que si no se aplican las medidas validadas para el control de la enfermedad, a la vuelta de unos años estarán fuera del negocio de la palma, ya que la PC en esta región del país ha sido devastadora.

Según estudios realizados por este centro de investigación, los costos para mantener un cultivo sano dependen de qué tan lejos se deje llegar la PC. Si se logra mantener incidencias bajas con grados 1 y 2 de severidad, oscilan entre $200 mil y $300 mil anuales por hectárea. En algunos casos se ha logrado llegar a costos de manejo del orden de $150 mil al año por hectárea, cuando la incidencia de la PC se logró llevar a niveles del 0,1% mensual. (Lea: Investigadores australianos ratificaron teorías sobre la PC)

Cuando la incidencia supera el 10% el costo del manejo curativo, es decir, censos, erradicación de palmas con grados de severidad 3 y mayores, cirugías en palmas de grado 1 y grado 2 de severidad y la aplicación preventiva de plaguicidas a las palmas circundantes, se elevan y pueden llegar a superar los $700 mil pesos  anuales por hectárea.  

En Sabana de Torres hay sembradas 20 mil hectáreas de palma de aceite, en su mayoría de propiedad de pequeños productores. “Es posible evitar que se repita lo ocurrido en Puerto Wilches y Cantagallo en donde se perdieron unas 37 mil hectáreas de palma por la PC.  Por eso, desde finales de 2013, a través de un Convenio suscrito entre el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y Fedepalma, hemos trabajado en la consolidación de zonas de aislamiento de la PC, mediante la eliminación de 1.983 hectáreas de palma afectada”, dijo Julián Fernando Becerra-Encinales, coordinador de manejo sanitario de Fedepalma en la zona central.

De igual forma, es importante que los mismos productores tengan un sentido de compromiso, según la Federación, ya que de esta forma se protege el negocio ante un posible evento controlable. Es por eso que Becerra-Encinales realizó otras recomendaciones para que los palmicultores las tengan en cuenta en sus predios y eviten el contagio de la PC. (Lea: “Tendremos cero tolerancia con la Pudrición del Cogollo”, Jens Mesa)

Los productores deben realizar censos fitosanitarios permanentes, construir drenajes óptimos que eviten encharcamiento en las plantaciones cuando estos sean necesarios, fertilizar adecuadamente y eliminar el tejido enfermo que sea identificado en las palmas. En caso de llegar a un grado de severidad alto las palmas deben ser eliminadas. Si esta decisión se toma a tiempo no tendrán dolores de cabeza más adelante”, reiteró Becerra-Encinales.