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Foto: Agencia de Noticias UN.

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Subproductos cárnicos, base para alimentar animales

Por - 18 de Marzo 2023

Harina de carne y hueso, harina de sangre o de hemoglobina y de plumas de pollo, son algunos de los subproductos de origen animal que involucran sistemas mecanizados para procesar y manejar desechos de vacas, cerdos, caballos y gallinas.


Harina de carne y hueso, harina de sangre o de hemoglobina y de plumas de pollo, son algunos de los subproductos de origen animal que involucran sistemas mecanizados para procesar y manejar desechos de vacas, cerdos, caballos y gallinas.

Julián David Gómez, ingeniero agroindustrial de la Universidad Nacional sede Palmira, realizó una investigación en la que describió el procedimiento para elaborar estas harinas en la empresa Refinal, de Cali, la materia prima utilizada y sus componentes nutricionales en la alimentación de otros animales. (Lea: Beneficios que se obtienen de los subproductos)

En primer lugar, la harina de carne y hueso, utilizada en la producción de concentrados para mascotas, se obtiene de subproductos descartados por los frigoríficos y por servicios de inspección sanitaria. Se caracteriza por ser un producto con alto contenido de lisina (aminoácido esencial), fuente de vitaminas del grupo B, minerales como zinc, magnesio, sodio y, en mayor medida, calcio y fósforo.

El proceso consiste en extraer la mayor cantidad de proteína posible de los órganos de la cavidad torácica y abdominal de reses, cerdos, pollos y caballos, además de otros desperdicios de pequeños trozos de carne. Por otra parte, también se utilizan los huesos largos de extremidades, y los planos, cortos y en trozos, como cadera, omoplatos y costillas.

Con esta materia prima se controla la cantidad de material blando y duro, siendo un 60 % huesos y 40 % subproductos blandos. La mezcla se pasa por un triturador, se somete a altas temperaturas (entre 90 y 140 ºC) para retirar la humedad sin quemar el producto. Después pasa por un sistema extractor de grasa para garantizar un porcentaje mínimo de esta, y se disminuye la temperatura en un refrigerador hasta que el material llegue a los 10 ºC. Por último, pasa por un molino con el propósito de disminuir el tamaño de las partículas, para luego ser empaquetado, almacenado y comercializado. (Lea: ¿Qué se considera un subproducto de la ganadería?)

Con respecto a la harina de pollo, el ingeniero Gómez explicó que se nutre de ingredientes como vísceras, patas, cabezas, intestinos, huevos no desarrollados, y de aquellas aves rechazadas en las plantas de sacrificio, excepto las plumas.

La harina se utiliza como ingrediente en la fabricación balanceada de alimento para animales no rumiantes. Se le incorporan antioxidantes para evitar la oxidación del alto porcentaje de grasa que tiene, además de un inhibidor de microorganismos para combatir, por ejemplo, la salmonela. Para este caso, la materia prima pasa primero por una fritura y prensa, para luego realizar el procedimiento previamente descrito (secado, molienda y empaquetado).

Harina de sangre y plumas

La harina de hemoglobina, de alto valor proteico –entre 85-90 %– está constituido por la sangre líquida de porcinos, bovinos y aves, y se utiliza para alimentar mascotas y peces. Es rica en lisina, uno de los aminoácidos más importantes para el desarrollo humano y animal, y que suele ser una limitante en el crecimiento de muchos seres vivos; además su contenido en cereales, que corresponden al grueso de la alimentación del ganado, es mínimo. (Lea: Cómo se utilizan los subproductos bovinos)

Para su producción, la sangre es tamizada hasta eliminar las impurezas; después se le inyecta vapor caliente para coagularla y se pasa a un decantador centrífugo donde se separa en dos partes: deshidratada por centrifugación (hemoglobina) y suero sanguíneo de bajo contenido de sólidos (menos de 1,5 %).

La sangre deshidratada, rica en sólidos (45-50 %), sale en forma de un polvo húmedo y se deposita en una tolva para después ingresar al secador. Al salir el producto seco, pasa por un molino, para finalmente almacenarlo hasta que se empaque.

Por último, está la elaboración de harina de plumas, considerando que la producción mundial de carne de pollo fue de 91,3 millones de toneladas en 2018 según Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), se generan grandes desperdicios en la etapa de sacrificio, relacionados con picos, plumas y restos de piel de pollo, pues cerca del 10 % del peso del animal son plumas. (Lea: Conozca cuáles son los subproductos bovinos comestibles)

Estos residuos tienen el potencial para diversas aplicaciones, especialmente las que incorporan queratina, como fuente de alimento para animales.

“Para la agroindustria no alimentaria, la obtención de harinas a partir de subproductos cárnicos es una excelente alternativa para solventar deficiencias proteicas de algunas materias primas, y así permitir la formulación de estas harinas en concentrados de animales, que requieren de una alta demanda de proteína”, concluyó el ingeniero Gómez.

Fuente: Agencia de Noticias UN.

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