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Los jóvenes de Coocampo aseguran el empalme generacional del agro

Por - 28 de Agosto 2017


En la Cooperativa Multiactiva de Campesinos Activos de Boyacá, Coocampo, los productores saben de la importancia de enseñar a sus hijos el valor del campo y de la ganadería. Por eso han formado un semillero para garantizar la continuación del gremio y extender su legado.   Los ganaderos son conscientes de que el relevo generacional es uno de los factores más preocupantes para el desarrollo del campo. Cuando hay una reunión de productores, la gran mayoría son adultos que sobrepasan los 40, mientras que muy pocos están por debajo de esa edad.   Para motivar la inclusión de los menores en el gremio y garantizar que no abandonen la actividad pecuaria, Coocampo ha impulsado la creación de un grupo de jóvenes que se está capacitando para tomar las riendas de la cooperativa cuando les llegue su turno.   De acuerdo con Ermes Rodríguez, vicepresidente de Coocampo, se trata de un proyecto donde los hijos y las hijas de los asociados aprenden a hacer mejoramiento de praderas y biopreparados.   “Nosotros estamos trabajando en un proyecto donde estamos haciendo biopreparados. Entonces así incentivamos a los muchachos, que hacen el abono y los venden, así cogen una ganancia para ellos y la cooperativa se queda con algo mínimo”, explicó.   Esta iniciativa ha salido adelante gracias al apoyo del proyecto Impact, ejecutado por la incubadora empresarial Colombia Solidaria Gestando junto con la Asociación Canadiense de Cooperativas. (Reportaje: El proyecto Impact busca mejorar la calidad de vida de productores lecheros)   También han recibido apoyo del Sena con un curso en Buenas Prácticas Ganaderas, que incluyó la forma correcta de hacer el ordeño, algo que casi nadie sabía hacer como lo reconoció Rodríguez.   Jóvenes apasionados por el campo   En la actualidad, Coocampo cuenta con 2 grupos de acción, uno de jóvenes menores de 18 años dedicado al mejoramiento de praderas y otro de mujeres especializado en los biopreparados, donde también participan algunas niñas.   Yheiner Velasco hace parte del grupo de jóvenes instruidos en el mejoramiento de praderas, que se creó en febrero de este año. Tiene 15 años, vive en la vereda Varela de Chiquinquirá, y se graduó del bachillerato el año pasado, por lo que ahora cursa un técnico los sábados.   “Nosotros nos capacitamos con unos ingenieros especializados y ahora nos dedicamos a tecnificar las praderas de la gente. Nos enseñaron a entender la prueba del terreno y ahí les decimos qué deficiencias tiene y les recomendamos qué abonos deben usar”, indicó.   Estos abonos son biopreparados elaborados por el grupo de mujeres, que también se capacitaron en el desarrollo de estos productos. Así pues, los muchachos proceden a aplicarlos para hacer correcciones al suelo cuando lo consideran necesario.   “Nosotros les decimos qué abonos necesitamos, ellas los hacen y nos dicen cuándo están listos, y luego nos encargamos de implementarlos”, agregó. (Lea: $400 más por litro de leche les pagan a los ganaderos de Coocampo)   Yheiner y sus compañeros atienden el llamado de las personas que solicitan el servicio de mejoramiento de praderas. Ellos acuden al terreno, lo evalúan y determinan las acciones para optimizar el suelo, que incluyen tanto las labores de labranza como de corrección.   Ayudan a los ganaderos de las veredas de Varela, Diamante, Pantano, Minachal y Tabor, de los municipios de Briceño, Chinquinquirá y Saboyá, pues estos son los sitios de origen de los asociados a la cooperativa.   El joven aseguró que disfruta de su labor, pues no solo por los conocimientos que ha adquirido sino que también presta un servicio muy importante para los campesinos que requieren de su asistencia. “La verdad es un trabajo bonito, es ayudarle a la gente a que mejoren sus praderas y se preocupen más por arreglar sus terrenos”, expresó.   También acompaña a su padre en las labores de la finca en la vereda Varela. Ahora que ya no debe ir a la escuela, se levanta a las 5 de la mañana cuando debe ayudar al ordeño y los trabajadores habituales no están disponible para asistir en esta tarea. De lo contrario, duerme media hora más.   Yheiner ha participado en los talleres de Buenas Prácticas Ganaderas y de otros cursos impartidos en la región, reconociendo que han tenido el privilegio de disfrutar de estos espacios para seguir “interiorizando más y aprendiendo más”, como él mismo lo dijo.   Su objetivo es estudiar medicina veterinaria o alguna carrera relacionada con el campo, pues está convencido que ahí está su futuro y el de todo un país que pretende posicionarse como una despensa agrícola a nivel mundial.   Asimismo, aspira a ejercer un papel mucho más importante dentro de Coocampo, debido a su crecimiento en los 3 años que lleva de fundada. “Yo quisiera tener un buen cargo en la cooperativa y según lo que estudie, pues a ver qué resulta”, manifestó.   Empalme generacional   Esperanza Riaño, presidente de la cooperativa, respalda totalmente la iniciativa de los jóvenes e insiste en que ellos deben continuar estudiando y creciendo más. (Lea: Productores de Boyacá extrañan apoyo y capacitación del FNG)   “Es indudable que si nosotros no damos estos espacios para los jóvenes, se nos va a acabar el campo, el alimento, los jóvenes se nos van a ir. En el grupo de jóvenes, los chicos están felices”, dijo.   Rodríguez también recalcó la importancia de que los jóvenes se queden en el campo. “La mayoría quiere terminar el colegio e irse a las ciudades a buscar un futuro nuevo, y la verdad no creo que en las ciudades encuentren la respuesta”, señaló.   Además, el objetivo es generar mejores condiciones para que los ganaderos puedan adquirir más animales, mejoren sus ingresos y promuevan la generación de empleo en la región. (Lea: Relevo generacional en las fincas, un asunto que preocupa)   Por esta razón, ha promovido el concepto ‘empalme generacional’, que le parece más adecuado que la expresión ‘relevo’. Según ello, este término indica que la persona mayor se aparta de su labor y es reemplazada por una más joven.   “La gente del campo tiene la gran bendición, que los de la ciudad no tienen, de estar con sus abuelos, de criarse con ellos. Normalmente, en una casa rural viven los abuelos, los padres, los hijos, los nietos y los bisnietos. Y yo veo un gran amor por sus abuelos, yo quisiera tener el tiempo para sentarme a hablar con la gente mayor, porque hablan tan bonito y te cuentan unas historias”, declaró Riaño.   Por ahora, el trabajo seguirá enfocado en reforzar los conocimientos de estos jóvenes y en lograr la inclusión de otros interesados en hacer parte del grupo, y de hacer de Coocampo una empresa más grande y productiva.

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