¿Cómo fue la invasión a la finca Las Marías y por qué se logró el desalojo de los invasores?
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Por - 15 de Octubre 2013
Esta joven investigadora, de origen antioqueño, logró demostrar a sus 17 años y a través de un pequeño invento, que las propiedades del agua pueden llegar a reemplazar a la gasolina. Un ejemplo de que la ciencia y la tecnología engranadas por un enorme talento podrán construir un mundo sostenible y sano.
Cierta vez, un reconocido escritor latinoamericano dijo: “La duda es uno de los nombres de la inteligencia”. Y es precisamente esa expresión humana la que llevó a Vanessa, desde muy pequeña, a cuestionarse sobre todo lo que sucedía a su alrededor: las desigualdades sociales, los conflictos, la contaminación.
Todas, pero en especial la última, la hacían preguntarse constantemente por qué el mundo funcionaba así. “Recuerdo alguna vez, cuando íbamos a cruzar una calle con mi Mamá, que nos tuvimos que cubrir el rostro por completo para no aspirar el humo de los carros. Yo no entendía por qué emitían esos gases que ponían el aire más turbio”. Desde entonces, ella no dejó de preguntarle a propios y extraños, hasta que pudo entender cómo funcionaban los motores a combustión. Tan solo tenía 5 años.
Ese fue, según Vanessa, el primer acercamiento que tuvo con ese universo de conocimientos, métodos, prácticas y pruebas; llamado ciencia. A partir de eso, empezó a darse cuenta que existían formas de encontrar y construir soluciones en términos de la tecnología para lograr un mundo diferente. “Fue hace casi tres años, cuando me encontraba viendo el noticiero y le dije a mi Mamá que no me gustaba ver noticias porque nunca se planteaban soluciones, solo problemas. Y ella contestó: -si no estás de acuerdo con algo, pues trata de que eso cambie, Si solo criticas, no mejorarás nada-”, cuenta la paisa, quien además profesa una enorme admiración por su madre. (Lea: Preservar el agua, el gran reto de la tecnología)
En ese momento, las inundaciones en el mundo y las consecuencias de la ola invernal en Colombia ocupaban las primeras planas de los medios de comunicación. “Suena paradójico, pero esos desastres naturales fueron la fuente de inspiración para diseñar un prototipo que pudiera tomar el problema: agua desbordada, y transformarlo en algo beneficioso y bueno: energía pura”, dice Vanessa.
Y fue así como en sus últimos años de colegio diseñó “El carro del futuro”, un vehículo a escala del tamaño de un carro de juguete que, por lo mismo, no requiere mucha energía para desplazarse, pero permite demostrar que a través de ciertos principios biológicos, que el agua puede hacer parte de reacciones químicas para la obtención de energía.
Con este invento entre sus folios y tan solo 17 años de edad, la antioqueña empezó, a comienzos de 2011, sus estudios de Biología en la Universidad de Antioquia, un espacio que la llevó rápidamente a hacer parte del Grupo de Biotecnología de la Sede de Investigaciones Universitarias. En ese momento, empezó a alternar su afición por la lectura, el baile, los viajes y el cine; con el estudio de la biología molecular. Una disciplina que, más temprano que tarde, le traería nuevas oportunidades y le permitiría conocer personajes relevantes en esta materia a nivel mundial.
(Foto: Cortesía - Vanessa Restrepo)
Su talento empezó a ser guiado y moldeado por la doctora Lucía Atehortúa, coordinadora de Biotecnología de la Universidad de Antioquia. Pero la enorme habilidad de Vanessa, amante de los caballos y las cabalgatas, la llevó a conocer, en 2012, al presidente de la Mesa Redonda de Biotecnología de la Universidad de Oxford, tras ser invitada a participar de las reuniones de dicha Mesa para tratar temas de la industria y la academia. (Lea: Las energías renovables serán la segunda fuente de electricidad en 2016)
Su proactividad y sus opiniones motivaron el debate durante las diferentes sesiones, por eso los académicos de Oxford, decidieron invitarla a las reuniones ejecutivas. Su actitud elocuente, punzante y estructurada le abrieron el camino hacia este Centro de Investigación, el más prestigioso en temas de biotecnología a nivel mundial. “Luego de estas reuniones, el presidente de la Mesa se acercó y me dijo: -¿Tú que haces en Colombia? Tú tienes el perfil de Oxford. ¿Te gustaría estudiar acá?- Y así comenzó todo”, cuenta Vanessa.
Esta antioqueña, hija única y quien recibió de su abuela materna grandes enseñanzas desde niña, fue nombrada delegada de la mencionada mesa para Colombia. Se trata de una distinción sin precedentes, pues es la primera persona de todos los delegados mundiales que no es doctora y la primera delegada para Suramérica. Una experiencia que ella califica como algo maravilloso.
“Desde lo personal, ha sido increíble vivir en una ciudad dedicada al conocimiento. En lo profesional, es estar en el epicentro de nuevas ideas y nuevos desarrollos que me permiten estar en una red importante para mi carrera. Y desde lo científico está es la cuna de avances que sin duda van a cambiar el mundo. Es un placer hacer parte de esto.”, asevera esta paisa que alterna la biología con el diseño.
De hecho, cuenta que sus estudios le han permitido complementar las investigaciones que lleva a cabo y pulir el invento que hoy pone a soñar a los expertos en sostenibilidad y medio ambiente. “La biología me cuenta historias, recuenta todo lo que ha logrado la naturaleza. La biología molecular me explica los mecanismos y la química biológica me explica cómo funcionan dichos mecanismos y el diseño me permite transformar la ciencia en tecnología”, dice.
El invento del “Carro del futuro” y otras investigaciones le han valido reconocimientos como ‘Mujer Joven Talento’ y ‘Start-Up of Your Student Fellowship’. Estas distinciones la han impulsado a trabajar en pro de diversas iniciativas para empoderar a los jóvenes y a la humanidad sobre la un futuro más promisorio. (Lea: Los biocombustibles alzan vuelo en Colombia)
Hoy, con 20 años de edad, Vanessa Restrepo se encuentra trabajando en nuevas tecnologías y en el escalado de la obtención de energías. Asimismo, hace parte del Departamento de Química de la Universidad de Oxford, donde lidera un proyecto de investigación. Con lo cual ratifica su compromiso y labor en favor del medio ambiente y el planeta. “La clave está en persistir y resistir siguiendo la meta en nuestras mentes y adaptándonos a las condiciones”, concluye la investigadora colombiana.
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