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Qué le espera al sector lácteo en los próximos diez años

Por - 06 de Noviembre 2020

Los precios de la Leche Descremada en Polvo (LDP) permanecerán estables en términos reales durante los próximos diez años, prevén la OCDE y la FAO.


Los precios de la Leche Descremada en Polvo (LDP) permanecerán estables en términos reales durante los próximos diez años, prevén la OCDE y la FAO.

De acuerdo con el informe de Perspectivas Agrícolas 2020-2029 se espera que los precios mundiales de la Leche Entera en Polvo (LEP) y el queso resulten afectados por la evolución de los precios de la mantequilla y la LDP, de acuerdo con el contenido respectivo de sólidos grasos y no grasos.

La fuerte volatilidad de los precios internacionales de los productos lácteos se debe a su pequeña participación en el comercio (alrededor de 8 % de la producción mundial de leche), el predominio de unos cuantos exportadores e importadores y el entorno de política comercial restrictiva. (Lea: Sector lácteo latinoamericano: realidad y desafíos)

La mayoría de los mercados nacionales están poco conectados con esos precios, ya que los productos lácteos frescos dominan el consumo y solo una pequeña parte de la leche se procesa en comparación con la que se fermenta o pasteuriza. 

Según el informe el consumo mundial per cápita de productos lácteos frescos se incrementará 1 % al año durante el próximo decenio, a un ritmo ligeramente más rápido que el de los últimos 10 años, gracias al aumento del ingreso per cápita.

Por su parte, la producción mundial de leche crecerá 1.6% al año (llegando a 997 millones de toneladas para 2029), a un ritmo más rápido que el de la mayoría de los demás productos agrícolas básicos.

La producción de leche de Nueva Zelanda, que es el productor más orientado a la exportación, ha crecido muy poco en los últimos años. Su producción se basa sobre todo en pastizales y los rendimientos son considerablemente menores que los de América del Norte y Europa. Sin embargo, la eficiencia de la gestión del pasto y el pastoreo durante todo el año permiten que Nueva Zelanda sea competitivo. Los factores que más limitan el crecimiento son la disponibilidad de tierras y las crecientes restricciones ambientales. No se espera que el país cambie a un sistema de producción más basado en forraje. Dado que el mercado interno de Nueva Zelanda es pequeño, la producción de leche adicional se destinará por completo a la exportación, la cual afrontará mayores incertidumbres por razones como las medidas comerciales posteriores a la pandemia del COVID-19. (Lea: Sector lácteo es fundamental para la seguridad alimentaria)

En casi todas las regiones del mundo, se espera que el crecimiento de los rendimientos contribuya más a los incrementos en la producción que el crecimiento de los rebaños. Los motores del crecimiento de los rendimientos son, entre otros, la optimización de los sistemas de producción de leche, la mejora de la salud animal, la mayor eficiencia de la alimentación, así como una mejor genética.

Se espera que durante los próximos 10 años India y Pakistán aporten más de la mitad del crecimiento de la producción mundial de leche y que en 2029, a ellos corresponda más de 30 % de la producción mundial.

Sin embargo, en ambos países, la mayor parte de la producción se consumirá internamente, pues pocos productos frescos y productos lácteos se comercializan en el ámbito internacional.

También se estima que la producción de la Unión Europea, el segundo mayor productor de leche, crecerá con mayor lentitud que el promedio mundial. Según las previsiones los rebaños lecheros disminuirán (-0.6% al año), pero los rendimientos de la leche subirán 1% al año durante el próximo decenio. La producción de la Unión Europea parte de una combinación de sistemas de producción basados en pastizales y en forraje. Además, se anticipa que un porcentaje cada vez mayor de la leche producida será orgánica. (Lea: La COVID-19 acelerará cambios estructurales en el sector lácteo: Fepale)

Señala el informe que casi todos los lácteos producidos se consumen frescos, incluidos los productos pasteurizados y fermentados. Se anticipa que la proporción de productos lácteos frescos en el consumo mundial se elevará durante el próximo decenio, debido al crecimiento más fuerte de la demanda en India y Pakistán en particular, la cual, a su vez, es impulsada por el aumento de los ingresos y el crecimiento demográfico.

Alrededor de 8% de la producción mundial de leche se comercializa en el ámbito internacional. La razón primordial es el carácter perecedero de la leche y su alto contenido en agua. Sin embargo, en los últimos años se elevaron en gran medida las importaciones de leche líquida por parte de China provenientes de la Unión Europea y de Nueva Zelanda.

Los tres principales exportadores de productos lácteos son la Unión Europea, Nueva Zelanda y Estados Unidos. Se prevé que, en conjunto, en 2029 estos tres países representarán alrededor de 65 % de las exportaciones de queso, 68 % de LEP, 76 % de mantequilla y 77 % de LDP.

Se anticipa que China continuará como el mayor importador de lácteos del mundo, en particular de LEP. La mayoría de sus importaciones de lácteos provienen de Oceanía, aunque en los últimos años la Unión Europea incrementó sus exportaciones de mantequilla y LDP a China. (Lea: Sector lácteo debe reinventarse y ampliar su portafolio, dice estudio de Bancolombia)

Los efectos de la pandemia durante el próximo decenio son inciertos, pues dependen del tiempo que se mantengan en vigor las restricciones, de la rapidez con la que la economía mundial se recupere, y de si ocurre algún cambio estructural en las interacciones mundiales.

La producción mundial de leche podría restringirse debido a fenómenos climáticos imprevistos, en especial porque está en juego un sistema de producción de leche basado en pastizales, el método de producción predominante en el mundo.

El cambio climático aumenta la probabilidad de que ocurran sequías, inundaciones y amenazas de enfermedades, todo lo cual puede afectar al sector de los lácteos de varias maneras (por ejemplo, volatilidad de los precios, rendimientos de la leche, ajustes en los inventarios de vacas).

La legislación ambiental podría causar también un fuerte impacto en la evolución futura de la producción de lácteos. Las emisiones de GEI provenientes de las actividades lecheras constituyen un alto porcentaje de las emisiones totales en algunos países (por ejemplo, Nueva Zelanda, Irlanda) y cualquier cambio en las políticas relacionadas podría afectar esta producción.

La creciente tendencia hacia prácticas sostenibles, como acceso al agua y gestión del estiércol, son otras áreas en las que los cambios de políticas públicas podrían tener efecto. No obstante, una legislación ambiental más estricta podría llevar también a soluciones innovadoras que mejoren la competitividad del sector en el largo plazo.

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