mecanismos de defensa del utero de las vacas
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¿Cuáles son los mecanismos de defensa del útero en las vacas?

Por - 18 de Diciembre 2022

La mucosa del útero y otras partes del aparato genital femenino de las vacas presenta un mecanismo fisiológico de defensa contra las infecciones uterinas. Este incluye factores como cambios de pH, alteraciones de la composición de las secreciones genitales, cambios del nivel de anticuerpos, entre otros.


La mucosa del útero y otras partes del aparato genital femenino de las vacas presenta un mecanismo fisiológico de defensa contra las infecciones uterinas. Este incluye factores como cambios de pH, alteraciones de la composición de las secreciones genitales, cambios del nivel de anticuerpos, entre otros.

Según el trabajo «Las infecciones uterinas en la hembra bovina» de Fernández y otros publicado en la Revista Electrónica de Veterinaria, además de los cambios en pH y del nivel de anticuerpos, también ocurren en el volumen de las células del sistema reticuloendotelial, cuyo número aumenta notablemente, así como alteraciones en la actividad fermentativa.

La interacción cooperativa de estos factores se manifiesta claramente aumentada durante períodos de mayor peligro de penetración de microorganismos. Las fallas en el mecanismo de defensa uterino pueden ser un factor importante en el desarrollo de infecciones en el útero. (Lea: Los factores que predisponen las infecciones uterinas en vacas)

Citando a otros autores, Zeledón Donzo afirmó que «la fagocitosis es el principal mecanismo de defensa de patógenos del útero de la vaca. En el útero, los neutrófilos son las células fagocíticas más importantes y las primeras en ser reclutadas desde la circulación periférica hacia el lumen en respuesta al desafío por parte de patógenos». 

Y agregó que una fagocitosis efectiva en el lumen uterino necesita de la movilización y migración de una cantidad adecuada de neutrófilos en respuesta a estímulos producidos tanto directa como indirectamente por las bacterias y que la respuesta inmune celular juega un papel predominante en las infecciones genitales, comparado con la respuesta humoral. 

La infiltración de linfocitos, que puede ser causada por la introducción de bacterias durante la inseminación o la monta o por la presencia de los espermatozoides en el útero, constituye un mecanismo de defensa del útero. El moco cervical posee altas cantidades de leucocitos, los cuales tienen la propiedad de impedir la introducción de factores perjudiciales a la fecundación tales como bacterias o espermatozoides muertos.

Según un estudio, a los dos días posteriores al parto, el sistema de defensa es estimulado por los microorganismos invasores y además la microbiota normal actúa como una defensa primaria ya que el útero saludable de la vaca es capaz de controlar rápidamente la invasión bacteriana durante el puerperio, mediante la infiltración leucocitaria, la suplementación de sangre y la relajación del cuello uterino.

Según Frank et al, bajo la influencia de los estrógenos, el útero posee un alto grado de actividad bactericida por lo que es altamente resistente a las infecciones durante la fase estrogénica del ciclo; por el contrario durante la fase progesterónica el útero es muy susceptible a las infecciones.

Investigaciones realizadas por Roth y otros sugieren que el aumento de la resistencia a las infecciones uterinas cuando los valores de estradiol son elevados, puede estar relacionado con el hecho de que en ese momento los valores de progesterona en sangre son relativamente bajos.

Durante la fase en que predomina la progesterona, el mecanismo de defensa uterino es inadecuado porque el pH intrauterino es bajo, lo que favorece el crecimiento de las bacterias que por lo regular se aíslan del útero. (Lea: Involución uterina, un momento clave en el futuro reproductivo de la vaca)

La vagina es una superficie expuesta a los microorganismos, pero posee una notable resistencia gracias a los gérmenes comensales que existen en ella, además de los estrógenos segregados por los ovarios que favorecen el depósito de glucógeno en las células epiteliales y sostienen el crecimiento de L. acidophilus, que inhiben el crecimiento y desarrollo de microorganismos patógenos como P. aeruginosa y S. aureus.

Brownlie y Hibbitt demostraron la presencia en el moco cervical del bovino de proteínas que inhiben el crecimiento de S. aureus y Brucella S-19. Concluyeron que las proteínas antibacterianas en el moco cervical pueden producir una línea inicial de defensa para el útero invadido por gérmenes patógenos.

Por su parte, Butler y otros lograron evidenciar la presencia de inmunoglobulinas IgA, IgG e IgM en el tracto genital del bovino, además señalaron que la IgA puede ser sintetizada en el endometrio y en la vagina. (Lea: Recuerde la importancia de detectar inflamación del tracto uterino en vacas)

Heist y Tanabe señalaron la posible existencia de factores de resistencia desconocida los cuales gobiernan el grado de invasión y el establecimiento de la microflora como una acción localizada del útero o del organismo en general.

Además señalaron que el útero no solamente posee capacidad bacteriostática o bactericida, sino también un potencial de localización de la infección intrauterina y que el mecanismo de defensa del útero puede estar operando de una forma opuesta, suprimiendo todos los microorganismos o inhibiendo unos y otros no.

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