Policía capturó al jefe financiero del ELN en Catatumbo
PorJosé D. Pacheco Martínez-24 de Abril 2025
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Por - 01 de Marzo 2023
La ganadería en el mundo y, por supuesto, también en nuestro terruño, no pasa por un buen momento pero tiene inmensas posibilidades. Yo diría que este es un diagnóstico reiterativo y, entonces, la pregunta es cómo hacer para, finalmente, aprovechar esas “inmensas posibilidades”, a pesar de los malos momentos y las dificultades\*.
La ganadería en el mundo y, por supuesto, también en nuestro terruño, no pasa por un buen momento pero tiene inmensas posibilidades. Yo diría que este es un diagnóstico reiterativo y, entonces, la pregunta es cómo hacer para, finalmente, aprovechar esas “inmensas posibilidades”, a pesar de los malos momentos y las dificultades*.
Lo primero es reconocer lo uno y lo otro; tener en la cabeza el DOFA, o FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) básico de nuestra ganadería, que trataré de sintetizar:
Las Fortalezas: tienen que ver con nuestras ventajas comparativas: disponibilidad de tierras y recurso hídrico, luz solar permanente, ubicación estratégica del país y una arraigada cultura ganadera.
Las Oportunidades: se relacionan con los mercados: posicionamiento en los mercados internos de carne y leche, con espacio de crecimiento; grandes posibilidades de acceso al mercado mundial de la carne por el crecimiento sostenido de la demanda, y posibilidades en el mercado de derivados lácteos.
Las debilidades: Dispersión productiva; baja especialización por producto (carne y leche), rezago tecnológico, baja integración de cadena y alta informalidad, y baja competitividad país (infraestructura rural, crédito, institucionalidad, inseguridad,…).
Las amenazas: El crecimiento de sustitutos de la carne bovina (res, cerdo, pescado), las importaciones crecientes de leche, el contrabando y la precaria condición sanitaria de Venezuela, los estigmas internos del ganadero y la ganadería, y con gran fuerza en los últimos tiempos y a nivel mundial, los estigmas al consumo de carne y, sobre todo, al impacto ambiental de la ganadería.
Solos no podemos
Lo segundo es entender que, ante un diagnóstico complejo, las soluciones deben ser integrales e integradoras- En palabras más sencillas: solos no podemos.
El desarrollo ganadero no es responsabilidad exclusiva del Gobierno, que debe proveer, eso sí, las condiciones, a las cuales deben responder el gremio colectivamente y el ganadero individualmente.
Debemos entender, además, que no podemos sentarnos a esperar a que el Gobierno brinde las condiciones ideales, porque eso nunca sucederá. Al gremio le corresponde demandarlas y lograr lo que se pueda; y al ganadero…, sencillamente, trabajar con lo que hay y lo que tiene para ser cada día un mejor productor, de la mano de su organización gremial.
De ahí la importancia de vincularse a los gremios regionales y locales, de unirse, de participar, pues somos los primeros interesados: es nuestro negocio.
¿Qué hacer?
En el plano de las respuestas –lo que habría que hacer–, estas notas no son espacio suficiente, pues hablamos de un Plan de Desarrollo Ganadero. Siempre hay que tenerlo, aunque deba ser revisado en el camino. En 2006 presentamos el PEGA 2019; en 2014 el Plan de Desarrollo Ganadero 2014 – 2019, y en 2018 una buena aproximación a los retos del momento: Ganadería Colombiana – Hoja de Ruta 2018 – 2022.
En ese proceso, lo importante no es castigarnos por lo no alcanzado, sino revisar metas y estrategias, y seguir construyendo sobre lo construido. Aun así, en esta edición de Cuadernos Ganaderos los invito a reflexionar sobre dos temas importantes.
Recuperar la cultura sanitaria
El primero: la recuperación de “la cultura sanitaria”, crucial en el actual ciclo de vacunación y estratégico para nuestra prioridad de recuperar el estatus sanitario; el segundo: “la ganadería sostenible” como un reto, no solo para contrarrestar con hechos el estigma mundial de la ganadería como principal culpable de la deforestación y la emisión de gases de efecto invernadero, sino para comprometernos con una producción sostenible y a la vez rentable, algo de lo que estoy convencido, como dirigente gremial y como ganadero.
Cultura Sanitaria Ganadero: ¿De quién son los animales?; ¿acaso del ICA?, ¿del Ministerio de Agricultura?, ¿acaso del gremio? NO. Los animales son suyos; son su negocio, y mantenerlos en perfecto estado de salud es, valga la comparación, lo que para un industrial sería tener en perfectas condiciones su maquinaria, la que le produce dinero.
Las Buenas Prácticas Ganaderas y, sobre todo, sanitarias, con la vacunación en primer lugar, se asimilan a un programa permanente y adecuado de mantenimiento en una fábrica. Así pues, vacunar es una obligación, pero también un acto de responsabilidad social y, sobre todo, una “inversión” en salud, a nivel individual y a nivel de la ganadería como un todo.
Obrar de acuerdo con esa convicción es “cultura sanitaria”; no negarse a vacunar es cultura sanitaria, no esconder animales es cultura sanitaria; notificar animales con síntomas es cultura sanitaria.
Hablamos con admiración –y algo de envidia– de la ganadería argentina o la neozelandesa, pero hay expertos que no dudan en afirmar que la ganadería colombiana podría estar al nivel de la primera en producción y exportación de carne, y que tiene condiciones para estar al nivel de la segunda en producción y exportación de leche.
Hay mucho por hacer, pero la recuperación de la cultura sanitaria, que nos permitió alcanzar la certificación de país libre de aftosa en 2009, es un primer paso, necesario y urgente.
Ganadería Sostenible
La Ganadería Sostenible es el futuro, como reza el lema del 37º Congreso Nacional de Ganaderos,. Colombia tiene pergaminos para defender esa consigna. El Proyecto Ganadería Colombiana Sostenible, que tenía la modesta pretensión de ser un “piloto”, mereció el apoyo de la cooperación internacional y logró resultados contundentes. Entre 2010 y 2015 contó con la financiación del Fondo GEF del Banco Mundial; entre 2015 y 2018 se sumó el gobierno del Reino Unido y, luego, ambos donantes decidieron prorrogarlo hasta enero de 2020.
En nueve años, 160 mil hectáreas se convirtieron a esquemas ganaderos sostenibles y en 32 mil se implementaron Sistemas Silvopastoriles. Como le expresé a un medio de comunicación, “Son producciones ganaderas que pasaron de ser netamente extensivas a capturar carbono intensivamente, es decir, se convirtieron en fuertes y permanentes limpiadores de la naturaleza”.
Con tan importante legado nació el Programa Nacional de Ganadería Sostenible, como línea de acción regular del Fondo Nacional del Ganado administrado por Fedegán, uno de cuyos componentes es el proyecto “Municipios Ganaderos Sostenibles”, una estrategia innovadora para integrar los esfuerzos de la necesaria reconversión ganadera. Vuelvo al comienzo.
La ganadería no pasa por un buen momento, sobre todo por el discurso apocalíptico de la debacle ambiental y de que “la culpa es de la vaca”, pero sigue teniendo “inmensas posibilidades”; y ese es el vaso medio lleno que debe ocupar nuestras preocupaciones y esfuerzos. La invitación es, entonces, a no detenernos en la construcción de ese futuro.
* Presentación del del presidente ejecutivo de Fedegán, José Félix Lafaurie R, en la publicación Cuadernos ganaderos Año 7 No. 15 Fuente Fedegán- FNG. Cuadernos ganaderos Año 7 No. 15
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