Lactosuero y leche en polvo descremada, ingredientes que están agravando la crisis lechera
PorCONtexto ganadero-01 de Noviembre 2024
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Por - 18 de Septiembre 2022
Los parásitos son un problema grave en cualquier explotación ganadera porque ocasionan pérdida de peso y de producción, bien sea de carne o leche, e incluso puede llegar a provocar la muerte de los animales.
Los parásitos son un problema grave en cualquier explotación ganadera porque ocasionan pérdida de peso y de producción, bien sea de carne o leche, e incluso puede llegar a provocar la muerte de los animales.
Entre los parásitos broncopulmonares está el dictiocaulos el cual se ubica en los pulmones ocasionando una neumonía verminosa aguda o subaguda, se hospeda en la tráquea, bronquios y bronquiolos aunque se pueden encontrar larvas que llegan hasta el intestino, ganglios linfáticos, ducto torácico, vena yugular y corazón.
Ricardo Arenas, médico veterinario especialista, afirma que la tos grave, respiración acelerada, dificultad para respirar, descarga nasal y pérdida de apetito con la consecuente reducción en el peso se encuentran entre los síntomas. Los casos más graves pueden presentar neumonía, enfisema y edema pulmonar. Para mayor información consulte el Manual Práctico Ganadero elaborado por la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán),
Esta enfermedad se caracteriza porque los animales afectados adoptan una posición con el cuello y la cabeza muy estirados y con la lengua afuera o dificultad respiratoria.
La neumonía verminosa aguda presenta tos bronquial, secreción nasal leve, fiebre leve pero persistente, dificultad respiratoria o disnea, jadeo y dificultad para comer. (Lea: La dictiocaulosis, enfermedad que afecta a la ganadería de leche)
Entre tanto, la neumonía verminosa subaguda es frecuente en terneros lactantes y se presenta diarrea, sonidos leves a la respiración y pérdida de peso.
La transmisión se da cuando el animal consume la larva que está en las pasturas pero también puede infectarse en los establos a través del consumo de heno o alimentos contaminados.
Cuando el animal consume las larvas llega al intestino y se transporta a través de la circulación hasta el pulmón y allí alcanza el estado de adulto y se ubica en los bronquios empezando a producir huevos los cuales son expulsados en la tos y tragados por otro animal y después expulsados por las heces.
Para controlar este parásito es necesario realizar un adecuado pastoreo rotativo y mantener desocupadas las parcelas no menos de 40 días para cortar el ciclo del parásito.
Además, es recomendable que los terneros no pasten en su primera temporada junto con animales adultos o que han estado expuestos a pastos infectados; mantener los potreros lo menos encharcados posible, limpiar los establos; cambiar frecuentemente las camas; eliminar el estiércol; y mantener todo lo más seco posible. (Lea: Bronquitis verminosa, enfermedad respiratoria que ataca a los terneros)
Así mismo, realizar un plan de desparasitación con diferentes productos y rotando los principios activos evitando generar resistencia en los parásitos y, preferiblemente al inicio y final de la época lluviosa.
En relación con los parásitos hepáticos, el más común es la fasciola hepática que afecta el hígado y su funcionamiento. Este parásito reduce la producción de carne y leche además de generar pérdidas a la hora del sacrificio de los animales por posibles decomisos del hígado y, en ocasiones, de la canal completa, según las lesiones encontradas.
Es más frecuente en zonas lecheras. La infestación inicialmente no muestra mayores síntomas, más allá de somnolencia y decaimiento, sin embargo, al avanzar se presenta mucosas pálidas, falta de apetito, sed intensa y edemas que son acumulación de líquidos en las partes bajas del cuerpo.
El animal infestado elimina los huevos del parásito en las heces donde los alimentos y el agua pueden contaminarse. En el agua puede vivir varios meses debido a que los huevos pueden sobrevivir con desarrollo retardado porque en la sequedad se destruyen rápidamente.
Los parásitos se alojan en caracoles que son hospedadores intermediarios y de allí que el control de la fasciola tenga relación directa con el control de los caracoles en las charcas y abrevaderos. Una vez estos parásitos abandonan el caracol permanecen en forma de quistes en las hojas de los pastos hasta que los bovinos los ingieren y el parásito evoluciona a una forma juvenil que llega al intestino, pasa luego al hígado y allí llega a su etapa adulta donde produce huevos que son eliminados en las heces para reiniciar el ciclo. (Lea: 9 enfermedades respiratorias que afectan al ganado bovino)
El control y prevención debe partir de exámenes coprológicos para determinar la presencia de la fasciola. Como tratamiento se usan medicamentos.
Igualmente están los hemoparásitos que están en la sangre de los bovinos y dentro de estos parásitos están la babesia y el anaplasma que producen diferente tipo de anemia causando grave deterioro de la condición corporal y la salud de los animales hasta causarles la muerte.
Su tratamiento es para casos agudos con reconstituyentes pero el control debe realizarse sobre los parásitos externos que son sus vectores como la garrapata y los nuches.
Debido a que todas las regiones tienen diferentes tipos de parásitos, cada finca debe tener un protocolo sanitario, asesorado por un médico veterinario que conozca la región y los parásitos que están actuando en ella.
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