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¿Qué criterios debe monitorear para prevenir enfermedades en el periodo de transición?

Por - 21 de Septiembre 2021

A la hora de prevenir las enfermedades que su vaca puede sufrir durante el lapso antes y después del parto, usted puede evaluar los siguientes criterios que determinan la posibilidad de que el animal sufra de alguna de las afecciones.


A la hora de prevenir las enfermedades que su vaca puede sufrir durante el lapso antes y después del parto, usted puede evaluar los siguientes criterios que determinan la posibilidad de que el animal sufra de alguna de las afecciones.

Los expertos Eloy E. Salado, doctor en Ciencias Agrarias, y Pablo Roskopf, médico veterinario, propusieron un enfoque preventivo y de monitoreo para las posibles enfermedades, dividido en 3 áreas claves: balance energético negativo, hipocalcemia puerperal y salud ruminal.

Balance energético negativo

Durante el primer tercio de la lactancia, las vacas lecheras de alto potencial de producción presentan un balance energético negativo (BEN) como consecuencia de una capacidad de ingestión limitada y de los elevados requerimientos para producir leche.

Para obtener la energía necesaria, el organismo del animal moviliza sus reservas corporales de grasa, lo que puede aumentar el riesgo de problemas metabólicos como cetosis o hígado graso. (Lea: Expertos desafían la salud de las vacas lecheras en transición)

Uno de los criterios del monitoreo del balance energético es que más del 95 % de los requerimientos energéticos a las 8 semanas posparto deberían ser cubiertos por la dieta. Para ello, es necesario predecir el consumo de materia seca (CMS).

Para evitar el BEN en la vaca en transición, hay que asegurarse que el CMS no se vea afectado en este período por factores como excesiva CC, cambios de grupo, cambios de dieta, espacio de comederos, cantidad y calidad del agua y limitado confort animal.

La determinación de la CC es una práctica de manejo clave y su estimación se debe hacer en momentos como el secado, al parto y en el pico de producción, para diagnosticar deficiencias nutricionales (sub o sobrealimentación) y ajustar la alimentación en concordancia.

Varios autores han investigado la relación entre el balance de energía en lactancia temprana y la composición de la leche. Las vacas con alto riesgo de padecer cetosis presentan una relación grasa/proteínas lácteas > 1,5, un contenido de grasa butirosa > 4,8% y contenidos de proteína láctea y lactosa < 3,05 % y 4,5 %, respectivamente.

Hipocalcemia puerperal

Esta enfermedad se caracteriza por un desequilibrio en la concentración del calcio en sangre, la cual desciende desde los niveles normales (2,1 - 2,5 mmol/L) hasta casi la mitad. Ello produce un bloqueo de la transmisión neuromuscular y parálisis general.

Además de la clásica presentación clínica de la enfermedad, se producen pérdidas económicas debido a los casos subclínicos (niveles de calcemia entre 2,0 y 1,38 mmol/L). (Lea: Conozca las enfermedades que se presentan en el periodo de transición de la vaca)

El manejo de la alimentación durante el preparto afecta la incidencia de hipocalcemia y los principales factores nutricionales de riesgo son los excesos de calcio y/o fósforo, las deficiencias de magnesio y los excesos de potasio y sodio. Algunas acciones para controlar su incidencia son:

  1. Controlar el consumo de calcio durante el preparto a ≤ 30 g/vaca/día.
  2. Las concentraciones (g/100 g MS) de potasio, magnesio y fósforo en la dieta preparto deberían ser de < 1,8, 0,4 y ≤ 0,3, respectivamente.
  3. Si no se puede controlar el ingreso preparto de calcio a menos de 30 g/vaca/día, el uso de sales aniónicas puede ayudar a controlar esta enfermedad.
  4. La concentración de calcio en dietas preparto conteniendo sales aniónicas debería ser de 1,2 g/100 g MS.

La herramienta más utilizada para el monitoreo es el pH urinario. Por encima de 8 indicaría un estado de alcalosis metabólica, mientras que en el rango de 6,0 a 6,8 coincidirían con un leve estado de acidosis metabólica, situación deseable a fin de evitar la hipocalcemia puerperal.

El momento adecuado para la determinación del pH sería entre 7 a 10 días posteriores al suministro de las sales. De otra parte, las estrategias de control de la hipocalcemia puerperal pueden evaluarse tomando muestras de sangre de las vacas.

Acidosis ruminal

La acidosis es el trastorno ruminal de origen alimentario más importante en el ganado lechero. Es un proceso derivado de la acumulación excesiva de ácidos grasos volátiles (AGV) en el rumen y presenta como un bajo pH (medida de la acidez o basicidad) ruminal.

El ganado tiene la capacidad de mantener un rango fisiológico de pH (5,5 a 7,0) mediante la regulación del consumo, la producción de saliva (que contiene sustancias buffers como el bicarbonato) y la absorción a través de la pared ruminal de los AGV provenientes de la fermentación microbiana del alimento.

Sin embargo, cuando el grado de acidez ruminal inducido por la fermentación de los carbohidratos rápidamente fermentables supera la capacidad de los mecanismos reguladores, el pH ruminal cae drásticamente por debajo de 5,5, lo cual induce a acidosis ruminal.

La severidad de la acidosis está determinada por la magnitud de la caída del pH, existiendo dos tipos: aguda (pH < 5,0) y subaguda o subclínica (5,0 ≤ pH < 5,5). (Lea: ¿Qué ocurre a nivel metabólico en el periodo de transición de la vaca?)

Aunque las dos presentaciones de acidosis ruminal comparten un mismo origen (alta proporción de carbohidratos rápidamente fermentables en la dieta), sus manifestaciones clínicas son diferentes.

En el caso de la subaguda, las manifestaciones clínicas pueden ser muy leves y prácticamente no detectables, pero la degradación de la FDN de la dieta resulta afectada y consecuentemente el consumo y la producción de leche. En una vaca afectada por acidosis subaguda la producción de leche puede disminuir hasta 3 kg/día.

La presentación aguda de la acidosis ruminal normalmente va acompañada de acidosis metabólica (reducción del pH sanguíneo) y puede provocar aumento de los casos de patología podal por laminitis, ruminitis, abscesos hepáticos, neumonía, deshidratación, toxemia y muerte.

Se sospecha que la acidosis ruminal subaguda es un problema a nivel de rodeo si se detectan los siguientes indicadores:

  1. Alta incidencia de lesiones podales, principalmente laminitis.
  2. Pérdida de CC, síndrome de la vena cava caudal, reducción del consumo y de la producción de leche.
  3. Más del 15 % de las vacas con un score de locomoción ≥ 3.
  4. Menos del 80 % de las vacas en descanso están rumiando.
  5. La consistencia de la bosta es extremadamente blanda (score < 3).
  6. Al menos 10 % de las vacas en lactancia media tienen una concentración de grasa en leche ≤ 2,5% o una diferencia entre la concentración de proteína y grasa lácteas > 0,4%.
  7. Inadecuados niveles de fibra físicamente efectiva en la dieta.
  8. Altos niveles de concentrado o granos de cereales se suministran diariamente.
  9. El espacio de comedero disponible/vaca no es el ideal.

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