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PorCONtexto ganadero-05 de Diciembre 2024
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Por - 22 de Diciembre 2021
El estudio “La ascendencia genética del ganado criollo americano inferido de marcadores genéticos uniparentales y autosómicos” indagó la llegada de los bovinos a América y proceso de adaptación al contexto de esta parte del continente.
El estudio “La ascendencia genética del ganado criollo americano inferido de marcadores genéticos uniparentales y autosómicos” indagó la llegada de los bovinos a América y proceso de adaptación al contexto de esta parte del continente.
El ganado bovino no existió en América hasta el siglo XV, cuando se introdujeron los primeros animales domésticos, después de la colonización europea. Rápidamente se extendió por todo el continente y se adaptó a las diferentes condiciones climáticas: desde las grandes llanuras de América del Norte hasta las regiones tropicales del Caribe y las montañas, el área semiárida del noreste de Brasil y los glaciares de la Patagonia. (Lea: Estas son las características de la genética de ganado criollo)
A lo largo de este proceso, que lleva más de cinco siglos, los bovinos criollos han desempeñado un papel crucial en la economía como mano de obra, fuente de alimentos y por sus pieles, y han demostrado una gran capacidad de adaptación y supervivencia, que exhorta a promover su conservación. En ese sentido, un grupo de investigadores de diferentes países estudió la diversidad, identidad y estructura genética del ganado criollo en todo el continente.
El estudio “La ascendencia genética del ganado criollo americano inferido de marcadores genéticos uniparentales y autosómicos”, publicado recientemente, partió de la colaboración de los miembros del consorcio Biobovis –que se dedica al análisis de los bovinos domésticos, integrado por 20 países de América, Europa y África y más de 50 investigadores–, que proporcionaron las muestras para la investigación. En total, se analizaron 4.658 muestras de animales pertenecientes a 114 razas bovinas: “1.480 muestras de animales criollos de 40 razas, 1.930 muestras de 39 razas de la península ibérica, 271 muestras de 18 razas de África, 271 muestras de seis razas de Reino Unido, 229 muestras de seis razas de Europa continental y 192 muestras de cinco razas de ganado del tipo índico”.
Las razas criollas incluidas en el análisis se agrupan en seis clústeres relacionados con su origen geográfico: “América del Norte y razas mexicanas; razas de Argentina y Uruguay; la mayoría de las razas colombianas; razas de Brasil y Panamá; Cuba; un gran grupo que representa diversos orígenes geográficos, incluyendo Chiapas, Ecuador, Paraguay y algunas razas colombianas”, explicó el profesor de genética de la Universidad Complutense de Madrid, Óscar Cortés, que participó en el estudio. (Lea: 5 razas de ganado criollo que están en peligro de extinción)
En tanto, los investigadores del Departamento de Genética de la Universidad de Córdoba (España) Juan Vicente Delgado y Amparo Martínez señalaron que la investigación tuvo como objetivo el análisis de la caracterización de la diversidad genética de las razas criollas de América y, asimismo, el estudio de las relaciones genéticas “no sólo entre las razas criollas, sino también con aquellas razas procedentes de Europa y África que han podido influir en su formación”.
Los autores apuntan en el documento que la expansión del ganado criollo en el continente siguió los caminos de colonización de portugueses y españoles. Por un lado, la ruta española, señalan los investigadores, tuvo un primer punto en América Central y luego se dividió en tres caminos: “De Cuba a México y luego a América del Norte; del Caribe a Venezuela y Colombia, y a través de Río de la Plata a Perú, Bolivia, Paraguay, Chile, Argentina y Uruguay”.
Por otro lado, los portugueses ingresaron el ganado por la costa de Brasil. Los investigadores sugieren que la influencia africana en el ganado criollo puede provenir de animales de Cabo Verde o de las islas Canarias. Generalmente los viajes tenían una escala en esos puntos antes de llegar a América, y el ganado de allí también era trasladado. Otra hipótesis sugiere que la influencia africana puede provenir de ganado que llegó a América en los barcos que trasladaban esclavos. (Lea: ¿Por qué es importante tener razas criollas en el hato colombiano?)
Para lograr los objetivos, los autores utilizaron tres tipos de marcadores moleculares. Analizaron los “microsatélites autosómicos”, que están “localizados en cromosomas no sexuales” y que “permiten analizar el grado de diversidad genética y las relaciones genéticas entre poblaciones al heredarse tanto por vía paterna como materna”, señaló Cortés.
Además, estudiaron el ADN mitocondrial, que se hereda exclusivamente por vía materna y permite, por lo tanto, analizar “las líneas maternas presentes en el conjunto de razas analizadas”, y “microsatélites localizados en el cromosoma Y”, que se transmiten de padres a hijos exclusivamente y que posibilitan, en este caso, analizar “las líneas paternas presente en el conjunto de razas analizadas”.
El estudio determinó que el ganado criollo en América tiene “un origen fundamentalmente Ibérico [España y Portugal]”, y además que, luego de 500 años de adaptación, las razas criollas desarrollaron una “identidad genética propia”, distinta de las características de sus razas originales. A su vez, aunque en menor orden, los bovinos criollos presentan influencias de razas africanas y otras regiones del continente europeo. Cortés destacó “la influencia del ganado del tipo índico en algunas razas criollas, especialmente aquellas que se distribuyen por las regiones tropicales como Cuba y Surinam y otras localizadas en México y Colombia”. (Lea: Las razas criollas, alternativa eficiente ante el cambio climático)
En tanto, la influencia del ganado africano en las razas criollas es más evidente en las localizadas en Panamá, México, Colombia y Brasil. Asimismo, entre los resultados los investigadores señalan que el ganado criollo tiene un patrón más heterogéneo de linajes paternos que el resto de las razas analizadas en el estudio, por la presencia de bovinos taurino y cebú, que están ausentes en las razas de origen europeo.
En el documento, los investigadores establecen que las diversidades genéticas pudieron apreciarse a pesar de que muchas razas criollas están en peligro de extinción. En ese sentido, llaman la atención sobre la importancia de los aportes de este estudio en la caracterización de las razas criollas de América, para la elaboración de programas de conservación y valorización. Además, destacan que es el estudio “más importante” que se ha realizado sobre biodiversidad bovina iberoamericana y que permite sacar “a estas razas de forma global del ostracismo científico” y colocarlas al “nivel de las razas cosmopolitas”.
Fuente: La Diaria.
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