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Foto: arteycuero.com

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La historia del cuero en Colombia

Por - 03 de Abril 2022


CONtexto ganadero presenta un recorrido de la historia del cuero y las curtiembres en Colombia, una industria que sigue viva a pesar de las dificultades. Conozca cómo se apropiaron las prácticas curtiembres europeas para producir los distintos utensilios que hoy se hacen con la piel de bovinos y otras especies.

De acuerdo con un artículo de la revista Semana, los inicios de la industria de cuero en Colombia se sitúan en los tiempos precolombinos cuando los “aborígenes se protegían de las inclemencias del tiempo con las pieles de animales, dejando así las semillas de lo que sería la tradición artesanal”.

Con la llegada de los europeos a nuestro territorio, tras el descubrimiento de América en el siglo XV, trajeron consigo los primeros bovinos que pisaron tierra en el continente americano y el saber para trabajar el cuero. (Lea: Industria del cuero atraviesa momentos difíciles)

La historia de las curtiembres en Colombia nace desde la época de la colonia. Las prácticas curtidoras europeas llegaron al país de la mano de marroquíes y españoles que vieron en la cuenca alta del rio Bogotá un territorio idóneo para la producción de cuero”, relató la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB).

Posteriormente, el desarrollo de las manufacturas con pieles de ganado, ovejas, culebra y conejo despertó el interés de los consumidores, continuó Semana, añadiendo que “cada piel resultaba apropiada para los más diversos productos”, incluyendo correas, bolsos, sillas de montar y hasta guantes con piel de conejo.

“El uso de la cal viva, encenillo, cuchillas con filo en reversa fueron instrumentos e insumos utilizados para preparar cueros que con el tiempo se convertirían en utensilios y calzado de los colonos”, precisó. (Lea: ¿Conoce usted los distintos tipos de cuero? Hay varias categorías)

El cuero entre los siglos XVI y XIX

El Museo del Cuero ubicado en Bogotá cuenta con seis salas divididas por tema: los cueros antes de la industrialización, las herramientas utilizadas a principios de siglo XX, talabartería, zapatería y didáctica. En el portal Mi Cuero explican cómo están distribuidas las salas.

En la primera, por ejemplo, muestran el desarrollo de las técnicas del cuero después de la Colonia, donde “se aprecia el cambio del uso ritual del cuero por parte de los indígenas hacia uno más funcional que involucra el ahumar, asolear y salar que producen las primeras tapicerías para sillas, elementos para transportar líquidos y petacas, entre otras”.

La sala dos muestra las herramientas del cuero utilizadas entre 1920-1960, para el proceso del cuero y refinería. La pieza cumbre es un maletín de 1931, premio nacional de marroquinería de ese año, hecho totalmente a mano. En este espacio también se destaca el trabajo manual, pues antes una maleta tardaba meses en terminarse porque se hacía con aguja e hilo.

En la sala de la talabartería se muestra todo lo relacionado al trabajo del campo sillas de montar, gualdrapas, rejos, cabezales, máquinas para coser y desbastar y herramientas para adelgazar el cuero. (Crónica: Un recorrido por los 110 años de la talabartería y marroquinería Mesacé)

En el museo como pieza especial se encuentra una silla de equitación femenina del siglo XVIII con el galápago diseñado para que las mujeres de la época montarán de lado y una silla de camello hecha con el mismo material, como reseñó Conexión Capital.

Por su parte, David Cristancho, subdirector del museo, comentó que la silla “tiene decoraciones a mano y muestra cómo las mujeres no podían montar como hoy en día sino de medio lado con las piernas cruzadas debido al valor fundamental de su virginidad para las familias”.

Los zapateros también tienen su propia sala debido a la importancia de esta figura para la historia de la localidad. En esta se hace un recorrido por el desarrollo del uso del zapato, que inicialmente era utilizado solo en la iglesia y después se vuelve un artículo de lujo.

El cuero en la Colombia del siglo XX

En 2019 la CCB consultó a Édgar Gil, presidente de la Federación Nacional del Cuero del Río Bogotá, Fenalcuero, y subgerente de Italcur, quien aseguró “las prácticas de curtido han sido una herencia que ha pasado de generación en generación y que hoy posicionan a Villapinzón como la cuna del cuero en Colombia”.

Por su parte, Cristancho contó a Conexión Capital que “el cuero en la localidad de Antonio Nariño se vuelve muy famoso, es importante rescatar también que para la década del 10 es cuando las curtiembres empiezan a darse en el barrio Santander, que es al lado del Restrepo, eso hace que a finales de la década del 20 empiecen a ubicarse en esta zona todo lo que serían los maestros marroquineros y talabarteros”.

De hecho, la industria del cuero se fortaleció en distintos puntos del país. Por la misma época, exactamente en 1910, Antonio Jesús Mesa Caballero inició actividades en un pequeño taller en el municipio de Jericó (Antioquia), llamado Talabartería de A. Jesús Mesa C. Allí empezó a confeccionar una diversa cantidad de artículos para el campo y la ciudad, como las sillas de montar, entre otros.

A su vez, en Bucaramanga empezaba a forjarse una fuerte industria de calzado con cuero y en esta ciudad hacia la década de 1920 se establecieron los primeros talleres de zapateros. (Entrevista: En 2019, industria del cuero solo ha crecido 0,9 % según presidente de ACICAM)

Semana relata que “en los años setenta la actividad del cuero, en especial del vacuno, floreció al incrementarse la demanda en el mercado interno y externo”. Sin embargo, en la década siguiente, las ventas de artículo de cuero para viaje, marroquinería y confecciones cayeron.

En 1980 se vendieron 57,4 millones de dólares, al año siguiente aumentó a 69,4 millones de dólares, y para 1982 esta cifra alcanzó los 77,8 millones. Pero en 1983, por la crisis económica de Venezuela y la disminución de compras por parte de EE. UU., los ingresos se redujeron a 44 millones de dólares.

En aquel entonces, ambos países eran los mayores compradores de los artículos elaborados con cuero en Colombia, seguidos en importancia con Alemania y Francia. En 1984, se celebró el Quinto Salón del Cuero o Leather Show, organizado por la antigua Asociación Nacional de Manufactureros del Cuero, con una campaña basada en la calidad, diseño y precios competitivos para recuperar y ampliar los mercados.

Por su parte, Luis Eduardo Forero Medina contó que los pioneros de la industria en el país fueron la fábrica de calzado La Corona (que cumple 110 años este año), así como Julia de Rodríguez con su padre Juan de Dios Restrepo en los años 20. Luego Spring Step fue fundado en 1953 y manejó las franquicias de Kenneth Cole y Adidas.

También resalta el trabajo del empresario Mario Hernández, un desplazado de la violencia que incursionó en el cuero en 1978; la marca Vélez que nació en 1986; Calzado Bucaramanga que se inició en 1988 en Montería, capital de Córdoba y Aquiles, en 1990. Hush Puppies llegó a Colombia en 1996.

En Bogotá en el barrio Restrepo funcionan unas 1500 empresas de calzado, y cuenta con la marca “Hecho en el Restrepo”, barrio considerado insignia de la industria del calzado y donde funciona el Museo del Cuero”, anotó en el artículo que data de 2012.

Y agregó: “En el Valle del Cauca trabajan unos 500 talleres de calzado, y en Cúcuta, Norte de Santander, destacan Mussi Zapatos, con más de 30 años de trayectoria y Calzado Gilvanni, que lleva 13 años produciendo calzado”.

A pesar de los problemas financieros que enfrenta el sector, en especial las pymes, por la inundación de calzado asiático, en su conjunto es uno de los más significativos de la industria colombiana. En 2012 representaba cerca del 1 % de la producción y participaba con más de 3 % del empleo.

Las asociaciones

En 1976 fue fundada la Asociación Colombiana de Industriales del Cuero (Asocueros) que reunía a cerca de 150 manufactureros nacionales. En 1999 se fusionó con la Corporación Nacional de Calzado (Cornical) y nació la Asociación Colombiana de Industriales del Calzado, el Cuero y sus Manufacturas (Acicam).

Cuando Cornical organizó una primera feria exposición de productos en Bucaramanga y notó que la capacidad instalada de la ciudad no había sido suficiente para atender el volumen de expositores y compradores, le propuso a Asocueros la fusión que nació jurídicamente el 18 de marzo de 1999.

Está constituida en un 98 % por micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), con presencia nacional a través de sus seccionales regionales en Bogotá – Cundinamarca, Santander, Norte de Santander, Antioquia y Valle del Cauca. También tiene empresas afiliadas de Barranquilla, Ibagué, Manizales, Mosquera, Palmira, Pereira, Cartago, Cartagena y Pasto, entre otras.

Acicam forma parte de los comités internacionales – sectoriales de los países andinos y de la región latinoamericana e integra y ha formalizado convenios internacionales con asociaciones homologas e instituciones sectoriales de Brasil, México, Ecuador y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, ONUDI.

También fomenta la solidaridad de los industriales del calzado, marroquinería, la maquinaria, partes y materias primas para su fabricación y de las industrias afines por medio de la realización del International Footwear & Leather Show (IFLS + EICI), principal escenario en Colombia para la negociación de mercancía del sector.

El impacto ambiental y la amenaza china

“La industria colombiana del cuero, cuarto lugar en Latinoamérica, en particular está ajustada a prácticas dañinas para el medio ambiente, deforestación, contaminación, maltrato animal y explotación laboral, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), fundada en 1975”, escribió Forero.

Como detalló, para limpiar el cuero en la primera etapa del proceso, se utiliza bastante agua, así como otras sustancias entre las que están la cal, sulfuro, amonio, sodio y cromo. Esto ha hecho que se eleve la contaminación en barrios como San Benito en Bogotá, que se evidencia por malos olores y los residuos arrojados a los cuerpos de agua de más de 400 curtiembres.

“En esta localidad de Bogotá, la exposición al cromo ha contribuido en el aumento del cáncer pulmonar, indica un estudio dirigido por el Departamento de Toxicología de la Universidad Nacional de Colombia”, informó.

En los años 60 las riberas del río Tunjuelito comenzaron a ser invadidas por curtiembres ilegales que venden cuero y piel a los fabricantes de calzado. Este río junto con el más contaminado del país, el Bogotá, reciben el agua que cientos de operarios en Bogotá, Villapinzón y Chocontá (Cundinamarca).

Tras la sentencia del Consejo de Estado en 2014 que ordena descontaminar el río Bogotá, las autoridades han ordenado el traslado de varias curtiembres, lo que sin duda genera un impacto para aquellas micro y pequeñas empresas que, aunque reconocen la importancia de recuperar el río, no tienen otra forma de sustento.

La cadena también ha tenido que ver cómo entran al país “millones de zapatos chinos que se venden a precios no competitivos; la informalidad laboral de los operarios de las curtiembres; la proliferación de unidades de producción express o relámpago, y la no disponibilidad de materia prima de calidad para la producción nacional de calzado y marroquinería”.

Como ha dicho en CONtexto ganadero Luis Gustavo Flórez, presidente ejecutivo de Acicam, el sector se ha visto golpeado en temas como empleo y la producción por mayores importaciones y contrabando. Según contó, en 2016 se importaron entre 10 y 11 millones de pares de calzado a precios inferiores a un dólar por par, mientras que en el primer trimestre de 2019, gracias a los controles, las importaciones fueron de 375 mil pares.

A su juicio, lo primordial “es reducir la informalidad de la industria de curtiembre tanto en la comercialización de las pieles como en las etapas de curtiduría que está afectando la industria por la competencia desleal para las empresas que están legalmente constituidas”.

Asimismo, dada la importancia de esta industria, hizo un llamado para “promover un mayor valor agregado a las industrias de la curtimbre, para que puedan ser cueros más sofisticados, de mayor diseño y moda para tener un calzado de gama intermedio y gama alta”.