consumo de forraje
Foto: CONtexto ganadero.

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Consumo de forraje: mida y ajuste la carga

Por - 03 de Junio 2014


Nos dicen los técnicos de Fedegán y los amigos de CIPAV[1], que la productividad de los animales en pastoreo depende del balance entre sus requerimientos nutricionales y el consumo voluntario que es capaz de alcanzar un bovino, y que en consecuencia, si un animal requiere más de lo que el potrero le ofrece, su productividad será menor y se estará desperdiciando el potencial productivo posible.

¿Para qué calcular el consumo de forraje?

El cálculo del consumo exacto de forraje de los bovinos permite diseñar sistemas de alimentación más eficientes y el diseño de estrategias para mejorar el aprovechamiento de los recursos forrajeros; dietas adecuadas para suplir los requerimientos alimenticios, que favorezcan al productor, dando un mejor uso a los potreros, aumentando la cantidad y calidad de sus productos. (Lea: Ganaderos del país se capacitan en selección de forrajes y salud animal)

Al conocer los requerimientos del animal y su consumo diario de alimento, se pueden establecer pastoreos más precisos, con mejor ajuste de la carga animal. Estas aplicaciones pueden hacer de la ganadería una labor rentable, amigable con el ambiente y sostenible a nivel económico y ambiental, con proyección social por el buen uso de los recursos naturales que promueven. Un ejemplo claro de lo anterior es la posibilidad de determinar con mayor grado de exactitud cuál es el impacto de los sistemas silvopastoriles en el consumo de nutrientes de los bovinos y asociar estos cambios a los observados en cuanto a productividad animal.

¿Cómo determinar el consumo de forrajes?

Existen dos tipos de técnicas que se agrupan en directas y mediciones indirectas.

Las técnicas directas se refieren a la estimación de consumo bajo condiciones controladas en jaulas o métodos basados en transmisiones de presión que detectan los cambios de peso del animal. Dichos métodos, además de costosos, no miden al animal en condiciones normales de pastoreo, obligando un cambio en su comportamiento por estrés inducido y por lo tanto la estimación está sujeta a un sin número de explicaciones y supuestos.

En general, la gran labor, el alto costo y el error que implica el uso de métodos directos para la estimación del consumo han incrementado la utilización de métodos indirectos. (Lea: Fabricar heno y preservar forrajes es clave para enfrentar prolongadas sequías)

Los métodos indirectos

En la categoría de los métodos indirectos para determinación de consumo voluntario de forraje en pastoreo, se estima la porción no digerible del forraje y de la producción fecal mediante el uso de marcadores internos y externos -dando además resultados para composición de la dieta (selectividad) y consumo de forrajes (cantidad)-, o bien, a través del uso de animales con colectores de heces y de animales fistulados esofágicamente.

Consumo voluntario de forrajes y factores que lo regulan

El consumo voluntario de forrajes es la cantidad de materia seca (MS) consumida cada día, cuando a los animales se les ofrece alimento sin restricción (posibilidad de seleccionar). (Galería: Plato medidor de forrajes, herramienta útil para los ganaderos del país)

El consumo voluntario, es uno de los factores más importantes en la determinación de la calidad nutritiva de leguminosas o gramíneas forrajeras y está determinado por factores inherentes al animal como estado fisiológico, raza, tipo y nivel de producción; y por factores ajenos al animal como la cantidad y calidad de forraje y a factores medioambientales como temperatura, luz, precipitación y humedad ambiental.

Los rangos de digestibilidad comunes para la mayoría de las especies forrajeras tropicales van desde 45% hasta 65%. Este factor, sumado al peso del animal se encuentra directamente relacionado con el consumo voluntario. Es decir, el consumo de forraje se incrementa al aumentar la digestibilidad del mismo hasta que la digestibilidad de la materia orgánica llega a 65%. Y el consumo de alimentos con digestibilidades superiores al 65%, está regulado principalmente por metabolitos circulantes antes que la capacidad de distensión del tracto gastrointestinal.

Existen factores inherentes al forraje que afectan el consumo voluntario de materia seca, por ejemplo, los cambios en la digestibilidad asociados con la edad del forraje; los cuales se evidencian con mayor fuerza en gramíneas que en leguminosas. También existen diferencias en consumo entre géneros y especies de gramíneas y de leguminosas. Los factores propios del animal que afectan el consumo de ganado en pastoreo son: peso corporal, estado fisiológico, interacción entre llenado ruminal y estado fisiológico, y la relación entre el llenado ruminal y la cantidad y calidad de forraje ofrecido.

Métodos para cuantificar consumo en pastoreo

Recientemente se ha encontrado que las mejores técnicas involucran el uso de marcadores internos, que son compuestos de referencia usados para monitorear aspectos químicos y físicos de la digestión, estimar el flujo de la digesta, digestibilidad parcial o total y la producción fecal en diversas especies animales. (Lea: Manejo de forrajes, herramienta útil y sostenible en Santander)

El marcador puede ser un componente natural del alimento (interno) o administrado al animal junto al alimento o separado de él (externo). La técnica de indicadores o marcadores se basa en la determinación del contenido, tanto en el alimento como en las heces, de una sustancia indigestible de referencia. Al conocer la concentración de los marcadores en la dieta y en las heces, es posible calcular la digestibilidad de los forrajes, cuantificar el consumo y dar valores de selectividad para cada animal individualmente.

Los marcadores internos más conocidos son: alcanos, lignina, sílice, fibra neutra indigerible, fibra ácida indigerible, esteres, ácidos grasos, alcoholes, entre otros. Y los externos más usados son: oxido de cromo, óxido de hierro, oxido férrico, cloruro de iterbio, cromo mordante y lignina purificada y enriquecida (LIPE). Las principales dificultades para utilizar algunos de estos marcadores son sus altos costos y/o los extenuantes análisis de laboratorio que deben llevarse a cabo luego del muestreo.

Un marcador debe ser inerte y no toxico, no tener función fisiológica, no ser absorbido ni metabolizado, debe mezclarse bien con el alimento y permanecer uniformemente distribuido en la digesta, no influenciar secreciones intestinales, absorción o motilidad, no influenciar la microflora del tracto digestivo, poseer método específico de determinación analítica y por supuesto ser barato.


[1] Claudia Patricia Córdoba, Juan Fernando Naranjo R., César Augusto Cuartas C. y Rolando Barahona Rosales. Publicado en CF 112

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