Fertilizante para suelos áridos
Foto: Cortesía Ecosiglos

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Científicos desarrollan fertilizante que permite cultivar en suelos áridos

Por - 23 de Septiembre 2013

Investigadores de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, han logrado obtener un fertilizante sin químicos y de bajo costo que ofrece la posibilidad de cultivar en casi cualquier tipo de superficie.


Investigadores de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, han logrado obtener un fertilizante sin químicos y de bajo costo que ofrece la posibilidad de cultivar en casi cualquier tipo de superficie.

Los efectos que ha venido dejando el cambio climático en el planeta se han convertido en una oportunidad para quienes quieren seguir evolucionando. El científico Peter Leggo e investigadores del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Cambridge, trabajaron en una idea que permitiría sembrar en tierras altamente contaminadas y áridas.

Se trata de un aditivo sin químicos y a bajo costo que se podría utilizar para impulsar la agricultura de todo tipo de sociedades. Según la edición de agosto de la revista International Journal of Environment and Resource, este descubrimiento indica que los alimentos y la base para biocombustibles podrían ser cultivados en lugares desérticos o altamente contaminados.

El fertilizante es una combinación de residuos orgánicos, estiércol de gallina y zeolita (mineral conocido por su capacidad para hidratarse y deshidratarse reversiblemente que se encuentra en grandes cantidades cerca a los volcanes); estos componentes al mezclarse liberan nutrientes de forma controlada, ayudan a regular el agua y generan un ambiente ideal para el cultivo. (Lea: Presentan tecnología australiana para controlar la humedad del suelo)

“Nos hemos enfocado en desarrollar una muestra que requiere menos energía para la producción agrícola, mejora la estructura del suelo y permite establecer cultivos en casi cualquier tipo de superficie”, dijo Peter Leggo, coordinador de la investigación, durante una entrevista para elblog de ecotecnología, Ecosiglos.

Durante el trabajo de campo, los científicos probaron la efectividad del fertilizante en una antigua mina de carbón en Nottinghamshire, situada en el este de Midlands, Inglaterra. Para la prueba cultivaron semillas de canola, linaza, remolacha, azucarera y maíz. Gracias a esto, comprobaron la capacidad y potencial del fertilizante, ya que se encontraron con plantas del doble de peso y rendimiento a comparación de los cultivos en tierras de jardín.

A su vez, Corpoica y la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, entidades que llevan varios años impulsando prácticas de producción sostenibles y orientando a los productores en torno al uso y manejo del suelo en los predios, señalaron en un documento reciente llamado “Guía para la Toma de Muestras de Suelos”, que antes de aplicar o verter algún fertilizante, es vital hacer un análisis de las caracterísitcas de fertilidad del suelo, ya que esto permite conocer qué tipo de nutrientes suplirán la necesidad particular de la tierra antes de establecer un cultivo.

“El estudio del suelo parte de un muestreo, que debe ser representativo del área y debe facilitar la interpretación de resultados de materia orgánica, pH y capacidad de intercambio, además de la necesidad de nutrientes como nitrógeno, fósforo, azufre, calcio, magnesio, potasio, hierro, cobre, manganeso, zinc y boro. Sin esta información la labor del fertilizante puede ser inestable y nociva”, señala el documento.

¿Tienen futuro los fertilizantes sin químicos?

El abono con químicos utilizado durante los últimos años ha generado un incremento en los niveles de nitrógeno, lo cual ha hecho crecer el suministro mundial de alimentos al tiempo que crece la población del planeta. Pero esto ha llevado a que la tierra pierda la capacidad de retención del agua, así como su estructura esencial, lo cual aumenta la contaminación de las aguas subterráneas y viene siendo la principal causa de falta de oxigeno en los océanos, lagos y ríos.(Lea: Preservar el agua, el gran reto de la tecnología)

Por esto, la idea que han planteado los autores de este proyecto es comercializar el fertilizante inicialmente en lugares cercanos a fuentes hídricas que se encuentren en riesgo a lo largo de los cinco continentes.

Al mismo tiempo, esperan poder colaborar a través de este producto con organizaciones benéficas y empresas sociales para crear cultivos sostenibles con agricultores pequeños en los países en vías de desarrollo.

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