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Foto: gov.uk - Fedegán

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Los tipos de antibacterianos a los que las bacterias han desarrollado mayor resistencia

Por - 03 de Agosto 2020

Desde hace algunos años, hay evidencias de que las bacterias han desarrollado resistencia a los medicamentos, como lo señalaron los MV colombianos Darío Martínez, Giovanni Moreno y Anastasia Carrillo. Estos son algunos de los fármacos que han perdido efectividad contra los patógenos que causan mastitis.


Desde hace algunos años, hay evidencias de que las bacterias han desarrollado resistencia a los medicamentos, como lo señalaron los MV colombianos Darío Martínez, Giovanni Moreno y Anastasia Carrillo. Estos son algunos de los fármacos que han perdido efectividad contra los patógenos que causan mastitis.

Los expertos argumentaron que comprender la complejidad de los mecanismos de resistencia hace que los profesionales de las áreas médicas tomen conciencia con respecto al uso correcto de los antibacterianos para disminuir los niveles de resistencia.

Además de los factores ambientales que fortalecen la inmunidad de las bacterias frente a determinados medicamentos, hay uno adicional que no ha recibido tanta atención y que de hecho parecer ser determinante en el aumento de la resistencia a nivel mundial.

Se trata de la movilización de genes de resistencia en los diferentes componentes del ecosistema y se transmiten a diferentes colonias bacterianas diseminándolos a gran escala. (Lea: Conozca algunos mecanismos de resistencia que desarrollan las bacterias)

De este modo, aun si las bacterias no han estado expuestas a los antibacterianos, por la transmisión de genes de resistencia entre colonias expuestas y no expuestas, las segundas adquieren la inmunidad y no se ven afectadas por los diferentes fármacos.

Betalactámicos

Según los especialistas, se ha demostrado que los microorganismos desarrollan resistencia a los betalactámicos, una amplia clase de antibióticos incluyendo derivados de la penicilina, cefalosporinas, monobactámicos, carbapenémicos e inhibidores de la betalactamasa.

Esto lo hacen modificando el blanco de acción y sintetizando las betalactamasas (enzimas capaces de inactivar los antibióticos). En el primer caso, ocurre una mutación bacteriana que modifica la estructura del sitio de acción del fármaco.

Entre los betalactámicos con menores tasas de resistencia son los carbapenémicos (antibióticos con amplio espectro de actividad bactericida). Sin embargo, estos valores han aumentado en los últimos años en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.

Quinolonas y fluorquinolonas

Para este grupo de antibacterianos se reportan tres tipos de resistencia: de tipo cromosómico, por alteración en la membrana bacteriana externa o formación de bombas de eflujo que expulsan el fármaco que haya entrado a la célula sin dejarlo actuar.

Cuando hay resistencia de tipo cromosómico, se producen mutaciones de los segmentos de los genes que codifican la ADN girasa, tras lo cual el antibacteriano no se puede ligar a la enzima. Hace cerca de 15 años, se viene reportando este mecanismo de resistencia.  

En cuanto a la alteración en la membrana bacteriana externa, esto ocasiona una reducción en la penetración intracelular del fármaco. Este tipo de resistencia es reportada principalmente en bacterias gramnegativas. (Lea: Los tipos de bacterias y las alteraciones que producen en la leche)

Aminoglicósidos

La resistencia a los aminoglicósidos (como la estreptomicina) generalmente es desarrollada por bacterias que han estado expuestas a concentraciones subterapéuticas, esto es, concentraciones inferiores a la CMI y se considera una resistencia adaptativa.

Esta situación se ha logrado disminuir con la utilización de los esquemas unidosis, que se refiere al uso de estos fármacos en dosis elevadas pero únicas, con lo que se logran mayores concentraciones plasmáticas y, por ello, mayor efecto bactericida.

Macrólidos

En este grupo de antibacterianos, entre los que se encuentran la azitromicina o eritromicina, se han descrito hasta cuatro mecanismos de resistencia. (Lea: La ganadería extensiva bien aplicada como alternativa en tiempos de la COVID-19)

Uno de estos es la resistencia intrínseca, un mecanismo natural de las enterobacterias mediante el cual disminuyen la permeabilidad de la membrana por lo que el macrólido no puede penetrar. El segundo es la modificación del ARN ribosomal, sitio donde actúan los macrólidos, por lo cual ya no tienen el mismo efecto.

El tercero son las bombas de eflujo, en el cual las bacterias forman canales proteicos para la expulsión del fármaco, impidiendo su efecto. Finalmente, algunas presentan modificación enzimática, que inactivan los antibióticos de este grupo.

Los autores concluyeron que el conocimiento de los mecanismos de resistencia bacteriana y los antibacterianos que han perdido su efecto es un soporte para el desarrollo de nuevos fármacos o grupos farmacológicos que molecularmente estén diseñados para no perder su eficacia.