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Con MAPA, Corpoica adelanta acciones para contrarrestar efectos del Cambio Climático

Por - 12 de Agosto 2014

A través del proyecto de Modelos de Adaptación y Prevención Agroclimática, MAPA, Corpoica, ofrece alternativas tecnológicas a campesinos y productores de 18 departamentos y 32 subregiones del país, para hacer frente a la fuerte sequía que golpea gran parte del territorio colombiano.


A través del proyecto de Modelos de Adaptación y Prevención Agroclimática, MAPA, Corpoica, ofrece alternativas tecnológicas a campesinos y productores de 18 departamentos y 32 subregiones del país, para hacer frente a la fuerte sequía que golpea gran parte del territorio colombiano.  

En la antesala del Fenómeno del Niño, el país ya comienza a sufrir los estragos del défici hídirico causado por la disminución de las lluvias y el aumento de las temperaturas durante el día, ocasionando la reducción en el rendimiento de los cultivos.   “MAPA enfoca una agricultura climáticamente inteligente, basada en el conocimiento de asistentes técnicos y productores del clima de cada región y en la apropiación de la información meteorológica que debe incorporarse como un insumo más dentro de las actividades agroproductivas, mejorando los resultados”, explica Juan Carlos Marti?nez, investigador del Departamento de Transferencia de Tecnología y Soporte a la Asistencia Técnica de Corpoica. (Lea: Corpoica busca que el campo se reconcilie con el clima)   La información agroclimática para los departamentos de Atlántico, Bolóvar, Norte de Santander, Chocó, Nariño y Antioquia, actualmente sirve como apoyo para la toma de decisiones ante un evento tipo El Niño. Existen seis estaciones automáticas en Nariño, Antioquia, Urabá antioqueño, Atlántico, Bolívar y Norte de Santander que de manera experimental monitorean la dirección y velocidad del viento, la temperatura, la humedad relativa y los niveles de pluviosidad de la región. La idea es que en cada región esta información se maneje en red para que productores y asistentes técnicos realicen sus análisis para la toma de decisiones respecto a sus cultivos.   Francisco Boshell, asesor del proyecto MAPA con maestría en Meteorología de la Universidad Nacional, explicó que la probabilidad actual de que llegue El Niño es del 70 % y si esto sucede se daría a más tardar en noviembre, situación que no impediría las lluvias previstas para octubre y noviembre, solo cambiaría el nivel de intensidad.   “Con los productores estamos trabajando en un sistema de viviendas acondicionadas con techos especiales capaces de recoger el agua lluvia a través de canaletas, tubos y tanques en lo que se conoce como cosecha de agua lluvia. Así se podrán calcular la cantidad de agua, tiempo y área que se necesita para implementar un modelo de riego que beneficie los cultivos y la calidad de vida de los animales”, afirmó Boshell.   En Atlántico, la mayor parte del departamento, incluidos los municipios de Manatí y Repelón existe tradicionalmente una susceptibilidad media al déficit hídrico que en esta temporada ha golpeado con mayor fuerza. En cultivos como el ají topito, las fuertes temperaturas prendieron las alertas porque en esta época normalmente se presenta el ciclo productivo que por lo general va de julio a octubre. (Lea: Corpoica capacitará a 500 personas en agricultura climáticamente inteligente)   Recomendaciones para mitigar el efecto y mejorar la adaptación   Son varias las estrategias que pueden disminuir los impactos de la reducción de las lluvias y aumentos de temperatura, sin embargo, estas deberán ser analizadas cuidadosamente con los expertos en el manejo de cultivos, a la luz de las características propias de cada finca y las posibilidades del productor. * Implementar el uso de cultivos asociados en arreglos que permitan favorecer el sombrío y las relaciones benéficas del agroecosistema.

  • Aplicar las cantidades de agua realmente necesarias para los cultivos, para lo cual es necesario conocer los requerimientos hídricos de la planta en las diferentes etapas de desarrollo y la oferta ambiental. Esto se puede calcular realizando balances hídricos con información climática histórica y mediante lectura de tensiómetros.

  • Implementar sistemas básicos de cosecha de agua lluvia, con el fin de contrarrestar la menor oferta hídrica esperada.

  • La labranza mínima, método ampliamente utilizado en el mundo para la conservación de los suelos, favorece la conservación de la humedad.

  • Incorporación de materia orgánica en el suelo con el fin de que los suelos tengan una mayor porosidad por donde circulará y se almacenará más agua.

  • Uso de coberturas de tipo vegetal como abonos verdes, permite también mantener la humedad del suelo evitando pérdidas excesivas.

Para conservar la humedad de los suelos es preciso evitar las siguientes pra?cticas: Quemar los residuos de cultivos: los microrganismos y la materia orgánica son destruidos, y el calor disminuye la humedad; no realizar labranza del suelo y control mecánico de malezas ya que la labranza conduce a la destrucción de espacio poroso del suelo, el uso de implementos como discos genera compactación lo que dificulta el crecimiento de las raíces y la percolación (paso lento de fluidos a través de materiales porosos) del agua de lluvia; y finalmente, evitar los drenajes excesivos: el drenaje profundo causa que la lluvia necesaria se pierda en la zona radical.