Ganado en potrero
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Cómo controlar el Balance Energético Negativo durante el pre y post parto

Por - 29 de Diciembre 2022

A partir del comienzo de la etapa del puerperio (30 días antes del parto y 60 días post parto), las vacas suelen presentar una disminución en el consumo de forraje asociado a cambios hormonales, físicos y metabólicos previos al parto, ocasionando lo que se conoce como Balance Energético Negativo (BEN).


A partir del comienzo de la etapa del puerperio (30 días antes del parto y 60 días post parto), las vacas suelen presentar una disminución en el consumo de forraje asociado a cambios hormonales, físicos y metabólicos previos al parto, ocasionando lo que se conoce como Balance Energético Negativo (BEN).

En pocas palabras, el Balance Energético Negativo es el déficit de energía entre el consumo normal de la misma por parte de las vacas y la necesaria para su mantenimiento tanto en la gestación como en la lactación, según explica un artículo del portal somex.com

Este déficit se da porque el animal gasta más energía de la que tiene para el sostenimiento de la cría, es decir, para suplir todas las necesidades nutricionales del ternero.

Al reducirse el consumo de materia seca, la ingesta de nutrientes es menor, por lo que la condición corporal de la vaca se ve afectada, ya que empieza a movilizar las reservas corporales para cubrir estas deficiencias.

Por otro lado, los requerimientos nutricionales durante el parto y el post-parto son elevados, ya que la vaca empieza a producir grandes volúmenes de leche con baja ingesta de proteína, energía y minerales, además, se debe tener en cuenta que el calostro contiene una alta concentración de nutrientes. (Lea: Evite el balance energético negativo en vacas lecheras)

Para compensar la pérdida de los nutrientes durante este periodo y recuperarse del BEN, la vaca experimenta toda una serie de cambios como: aumento de la gluconeogénesis hepática a través de otros nutrientes orgánicos, disminución en la utilización de la glucosa y mayor movilización de ácidos desde el tejido adiposo; que le permiten mantener la homeostasis y, por lo tanto, suplir ese déficit energético.

Este proceso de cambio es posible gracias a las modificaciones en los niveles orgánicos por parte de las hormonas metabólicas y la variación en la sensibilidad de los diferentes tejidos de aquellas hormonas.

Los problemas que genera el Balance Energético Negativo en las vacas suelen estar relacionados con la falta de minerales, por lo que se producen enfermedades como involución uterina retardada, problema ocasionado por una mala nutrición, donde los órganos genitales se ven afectados y reducen su tamaño, peso y forma. Esto puede durar entre cuatro y ocho semanas.

Igualmente se puede presentar retenciones de placenta, que es un fallo en la expulsión de la placenta en un periodo de 12 a 24 horas después de la expulsión del feto, su causa es multifactorial.

Hígado graso: esto se refiera a la deposición y acumulación de grasa en el hígado, es decir, la grasa corporal se comienza a movilizar hasta que llega al hígado como ácidos grasos no esterificados, allí se metabolizan para producir glucosa y al exceder la capacidad metabólica se deposita en forma de tricilgliceridos. (Lea: Tenga cuidado con el suministro de energía en vacas preparto)

La mejor forma para reducir el impacto del Balance Energético Negativo en las vacas lecheras, es a través de una buena alimentación, dado que así es como recolecta los nutrientes necesarios para producir la energía suficiente en todo su proceso de gestación y lactancia. Por lo que se debe tener una buena disposición del alimento, como un forraje de buena calidad y una suplementación mineral estratégica en el pre y el post parto.

Igualmente, es esencial que se mantenga el consumo de materia seca y suplementación con fuentes ricas en carbohidratos. Otro método para el manejo de una mejor alimentación para las vacas es el uso de moduladores ruminales como los ionóforos (la monensina) o fuentes de nitrógeno no proteico de ser necesario.