El enemigo silencioso: Cómo las importaciones de queso han agravado la crisis lechera
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Por - 06 de Julio 2016
Esta enfermedad puede ocasionar el síndrome de malabsorción en el intestino y diarrea que se presenta sobre todo en los terneros. Además, tiene un carácter zoonótico, es decir, se puede transmitir a los seres humanos.
Esta enfermedad puede ocasionar el síndrome de malabsorción en el intestino y diarrea que se presenta sobre todo en los terneros. Además, tiene un carácter zoonótico, es decir, se puede transmitir a los seres humanos. La criptosporidiosis es una afección parasitaria producida por un protozoario del género Cryptosporidium, en este caso el tipo parvum, que se desarrollan en el intestino. Bernardo Guerrero, médico veterinario epidemiólogo, explicó en qué consiste: “El protozoario está asociado con cuadros diarreicos en terneros. (…) Se observa sobre todo en la primera semana o el primes mes de vida. Son diarreas relativamente benignas, pero se pueden complicar por la presencia de otras bacterias tipo coli, rotavirus o coronavirus”. (Lea: La papilomatosis, una enfermedad que ataca al ganado joven) Los becerros se pueden infectar cuando consumen agua o alimentos contaminados y sus defensas están disminuidas, ya sea por el estrés, por una mala nutrición o por un ambiente desfavorable. Este patógeno es el más común en terneros neonatales y puede ocasionar altas tasas de mortalidad y morbilidad. La infección se produce por la ingestión de ooquistes, quistes que pueden sobrevivir por fuera de su hospedador por su alta resistencia a los factores del medio ambiente. La principal forma de transmisión de la enfermedad es la vía fecal-oral, cuando hay una contaminación ambiental con heces de animales parasitados. “El cryptosporidium se ubica en las vellosidades del intestino delgado y tiende a dañarlas, en lugar de penetrar en las crestas. Esto ocasiona un síndrome de malabsorción, es decir, que no se absorben bien todos los nutrientes”, precisó el médico veterinario. (Lea: Prevención de la diarrea viral bovina ayuda a ahorrar costos) De otro lado, la preocupación por esta enfermedad radica en su carácter zoonótico y la posibilidad de que los animales actúen como fuente de infección, pues el parásito puede infestar a la población humana a través de los alimentos y el agua. “Generalmente, cuando da en humanos, es porque hay un cuadro de inmunosupresión, o sea, puede ser un paciente contagiado con VIH o con radio o quimioterapia, y por algún contacto con el animal por vía oral, el Cryptosporidium puede presentar un caso agravado”, indicó Guerrero. Para detectar el parásito, se hace un examen coprológico. Un estudio hecho por la Universidad de Caldas en 2012 encontró muestras positivas de Crypstosporidium parvum en terneros Holstein de haciendas ganaderas en Manizales. (Lea: 14 enfermedades sin control oficial atacan al ganado en Colombia) El estudio concluyó que el ganado bovino infectado con este párasito puede constituir un riesgo de salud pública por la transmisión zoonótica de Cryptosporidium parvum a los seres humanos. De acuerdo con el experto, hay mucha discusión sobre las formas de tratamiento, pues la enfermedad no tiene vacuna ni medicación definida. En algunos casos se ha observado que los terneros se alivian con una alimentación balanceada. No obstante, hay un medicamento muy comercializado en Europa que sirve para eliminar el parásito, el lactato de halofuginona, que se administra durante los primeros 7 días de vida de los terneros. De otro lado, el tratamiento de los síntomas con electrolitos, glucosa y aminoácidos permite reducir la deshidratación, y así evitar las pérdidas económicas que se dan cuando hay una reducción del crecimiento. (Lea: Advierten que diarrea viral bovina tipo 2 está en Colombia) Para prevenirlo, usted puede instalar zonas de parto en sitios desinfectados, utilizando suelos de cemento en los alojamientos de becerros menores a un mes. También debe separar aquellos que tienen diarrea y utilizar implementos distintos a los que usa en animales sanos. Finalmente, si hay sospecha, debe realizar análisis fecales periódicos para vigilar la presencia del parásito en la granja.
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