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Por CONtexto ganadero - 24 de Abril 2023
Diversos factores afectan el mercado de semillas forrajeras para ganadería en Colombia, entre ellos la alta dependencia de Brasil y la tramitología que se tiene para el desarrollo a nivel interno.
El mercado de semillas forrajeras en Colombia se encuentra fuertemente ligado a las condiciones del mercado brasilero; los constantes cambios de orientación de este último han tenido importantes repercusiones en la oferta de semillas en Colombia.
Así lo señala el informe “El sistema de semillas para la ganadería en Colombia”, de la alianza Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), donde se indica que en los últimos 10 años el número de empresas proveedoras de semillas se ha reducido notablemente. El mercado se ha venido concentrando en pocas empresas que han mostrado una mejor capacidad de respuesta y especialización ante la tecnificación de la demanda.
La falta de articulación entre las instituciones de investigación y las empresas comercializadoras de semillas ha entorpecido el proceso de difusión de tecnologías a través de la liberación informal de variedades y la repetición de procesos.
La tecnificación de la ganadería y sus pasturas recogen procesos complejos que van más allá de la acción aislada de entes investigativos, educativos y estatales. A partir de 1840, el paisaje ganadero colombiano se transformó al introducir semillas de pasturas africanizadas como Brachiaria mutica y Panicum maximum. Los gremios ganaderos hicieron significativos esfuerzos para mejorar sus prácticas agrícolas por medio de la introducción de pasturas nuevas y mejoradas buscando una mayor adopción en las regiones de pastoreo.
A esta visión, se suman procesos de comercialización de las primeras empresas productoras y comercializadoras de semillas forrajeras de la década de 1970 como Semillano, las cuales producen semilla de variedades como Brachiaria decumbens, B. dyctionerura, Stylosanthes capitata y Arachis pintoi, en lotes propios y en conjunto con ganaderos. Aunque en ese momento la cuantía de semilla importada desde Brasil era menor, la industria de semillas forrajeras brasileña se especializó y transformó, y el país se convirtió en uno de los productores, exportadores y consumidores de semillas más relevantes del mundo, pues presenta condiciones óptimas para la producción de las mismas (mayor nivel altitudinal, floración y mejor sincronización). De esta manera, el comportamiento del mercado de semillas colombiano pasó a depender en gran medida de las dinámicas de su contraparte en Brasil.
En los últimos diez años, el mercado de semillas forrajeras ha tenido un comportamiento estable con tendencia creciente. Empresas como Semillano han aumentado casi cinco veces sus ganancias desde finales de los noventa hasta la actualidad, teniendo en cuenta que su alcance es nacional y el objetivo es vender semilla de buena calidad, señala el documento. (Lea: El negocio de semillas forrajeras sigue en crecimiento)
Sin embargo, el volumen total exportado de semilla desde Brasil a Colombia presentó una gran variabilidad año a año (significativos descensos y recuperaciones) desde el 2006 hasta el 2012, momento partir del cual empezó a fluctuar alrededor de 1,000 y 2,000 toneladas anuales, aproximadamente.
Para explicar las fluctuaciones que se han presentado, algunas de las empresas comercializadoras aluden a factores como el impacto de los fenómenos de variabilidad climática (el Niño y la Niña) que generan oscilaciones en las fechas de siembra, además de cambios en el ambiente político con efectos sobre la importación de semillas forrajeras.
En la actualidad, las principales empresas comercializadoras de semilla forrajera importada desde Brasil, Estados Unidos y Canadá pueden agruparse en dos grupos: las que importan variedades introducidas, y las que importan no sólo variedades introducidas sino también híbridas. Gran parte de las empresas comercializadoras se condensan en el mercado de variedades introducidas para trópico bajo y alto, el cual representa el 98 % del total de semilla comercializada en el país.
Por su nivel de participación en el mercado, se destacan firmas importadoras como Saenz Fety (30 %), que tiene una alianza con Almagán de Fedegán, Impulsores Internacionales (15 %), y Semillas & Semillas (10,1 %), quienes pueden realizar el proceso de distribución del material a través de sus sucursales, de promotores de ventas, de otras distribuidoras de agroinsumos o tiendas agropecuarias.
Por su parte, el mercado de híbridos sigue siendo un nicho pequeño, con una participación de menos del 2 % del total de semilla comercializada en el país. Se destacan empresas como Papalotla, la cual, desde el 2017, se encarga de la importación y distribución directa de pastos híbridos por medio de distribuidores autorizados y asesores de venta.
El análisis de los flujos comerciales de importación de semillas a Colombia muestra que el número de empresas proveedoras se ha reducido (de 35 a 25 desde el 2009 al 2019), mientras que la participación de algunas de estas se ha incrementado como resultado de la mayor competencia y sofisticación de la demanda, lo que ha llevado a la especialización de algunas empresas productoras y a la reducción de la participación de las menos tecnificadas. (Lea: Forrajes son clave para incrementar la productividad del ganado)
Las variedades introducidas más comercializadas para trópico bajo son principalmente del género Brachiaria y Megathyrsus maximus (provenientes de Brasil), mientras que, para trópico alto, predominan variedades de Ryegrass, Avena forrajera, Trébol, Alfalfa, Festucas y Pasto Azul (Desde Canadá, EEUU y Nueva Zelanda).
Es importante destacar la significativa participación de la variedad B. decumbens c.v. Basilik y la B. brizantha c.v. Marandú en el volumen total exportado de semilla de Brasil a Colombia para el año 2018; resulta evidente que en el mercado de semillas forrajeras colombiano se conservan variedades introducidas tradicionales con mucho tiempo de anterioridad.
En cuanto a las variedades con mayor perspectiva de expansión, predominan las Brachiarias, B. brizantha y Megathyrsus maximus.
Entre los factores que afectan el comportamiento de las variedades se encuentra la dependencia hacia la investigación y el mercado brasileño, el precio (la B. decumbens tiene una importancia en el mercado por ser un pasto muy económico) y la consciencia de los ganaderos por la alimentación de su ganado y mantenimiento de las praderas, lo que los ha motivado a acceder a pastos mejorados.
En cuanto a las variedades híbridas, las más comercializadas y con mayor perspectiva de expansión en el país son el Cayman y Mulato II. Para 2018, el volumen total exportado de semilla híbrida Mulato II fue de diez toneladas aproximadamente, mientras que, la variedad híbrida CIAT BRO2/1752 (Cayman) tuvo una significativa participación alcanzando las 32 toneladas.
Se resalta que el mercado de híbridos ha ido creciendo en los últimos años debido a la presencia directa de Papalotla en Colombia desde el 2017. Entre el 2018 y 2019, Papalotla estableció alianzas con las firmas Sodiak e Impulsores Internacionales para la comercialización de híbridos. (Lea: Un forraje de calidad aumenta la rentabilidad del negocio ganadero)
Algunos de los obstáculos o restricciones de las actividades asociadas a la comercialización y distribución de semillas forrajeras en Colombia, señaladas en el informe, tienen que ver, por ejemplo, con la falta de articulación de las organizaciones de investigación y desarrollo y las empresas de suministro de semillas.
Mientras que las entidades de investigación buscan evaluar y liberar cultivares trabajando de la mano con donantes, las empresas comercializadoras son guiadas por su propia perspectiva de demanda real y rentabilidad de las semillas, lo que hace que sigan objetivos distintos que no les permiten funcionar de manera conjunta. Un ejemplo de ello fueron los materiales liberados por el ICA en 1980, los cuales fracasaron a pesar de las campañas de promoción dada la falta de oferta de semilla básica.
Desde el punto de vista de las empresas comercializadoras de semillas forrajeras, las principales limitantes para la comercialización de semillas están relacionados con la alta dependencia del mercado de semillas brasilero. Por sus condiciones ambientales propicias para la producción de semillas, Brasil se convirtió en el principal productor de semillas forrajeras del mundo. En consecuencia, Colombia ha tenido una alta dependencia de las dinámicas del mercado en el vecino país, siendo susceptible a las alteraciones y cambios internos de la economía brasileña.
Un ejemplo de esta situación, es el impacto en el mercado de semillas colombiano que tienen las transformaciones de las preferencias de los productores de semilla en Brasil. Estos últimos se guían por la perspectiva de rentabilidad de un determinado cultivo, de manera que una empresa productora de semillas brasilera, puede optar por producir un nuevo cultivo (relacionado o no con la ganadería) dependiendo de su rentabilidad en el corto plazo. Estos procesos especulativos modifican la oferta de semilla brasileña y, por ende, el nivel de precios de las semillas en Colombia y las preferencias de los productores
Otro aspecto que destaca el trabajo de la alianza, es la falta de permisos de importación de semillas forrajeras. En este sentido, el rol del ICA es fundamental. Tanto las empresas comercializadoras como los centros de investigación, ven como una limitación fundamental la demora en los procesos por parte del ICA respecto a la introducción de nuevos materiales. Resaltan que, se presentan periodos de respuesta muy largos, sin que se pueda acceder a los materiales requeridos. Los requisitos y pruebas tardías que el ICA demanda para traer una nueva variedad, pueden obstaculizar que la nueva oferta tecnológica llegue al país, ralentizando su adopción.
También está la falta de organización y articulación del mercado de semillas colombiano. Aunque se cuenta con la Asociación colombiana de Semillas y Biotecnología (Acosemillas), muy pocas empresas comercializadoras pertenecen a la misma, lo que limita la asociación entre entidades. (Lea: Ponen a prueba plantas forrajeras en pastoreo intensivo)
A ello se suma, según el reporte, la falta de claridad por parte de los comercializadores con respecto a la calidad del material que se comercializa. En este sentido, algunas empresas importan semillas con niveles distintos de pureza a los exigidos desde las normativas colombianas y a un menor precio, situación que afecta el mercado y la calidad de las tecnologías en el país.
El informe concluye con unas recomendaciones de política entre las que están el mejorar la eficiencia en la distribución de tecnologías forrajeras lo cual pasa por la construcción de mesas técnicas de las que se deriven acuerdos y se comuniquen las estrategias y objetivos de cada actor.
A través de estos canales se deben desarrollar mecanismos e incentivos que conduzcan a la convergencia de objetivos entre las instituciones de investigación y desarrollo y las empresas de comercialización y distribución y permita así, reducir las pérdidas de eficiencia causadas por la repetición de procesos.
Entendiendo que la importancia que tiene la adopción de pasturas mejoradas para responder a los desafíos aceptados en los acuerdos internacionales en materia medio ambiental, se deben diseñar mecanismos que permitan a las instituciones de control responder a las demandas del sector de la investigación y la comercialización. En este propósito, un recurso útil es ampliar la base técnica que evalúa la entrada de semillas forrajeras y de esta manera, acelerar los permisos de importación de las mismas.
No obstante, dichos mecanismos también deben comprender la creación de campañas de socialización en las que se informen los procesos y requisitos para la importación y al tiempo se cree consciencia sobre la necesidad de priorizar los materiales que se desean importar, de manera que se reduzca la congestión y los procesos de importación acumulados.
Concluye indicando que es importante tener estrategias transversales al proceso de adopción de tecnologías que, aunque exógenas al sistema de semillas, pueden tener un impacto en sus dinámicas. Por ejemplo, reforzar el sistema de extensión y promover proyectos en los que los productores puedan experimentar las bondades de las tecnologías y, en consecuencia, decidan aumentar la demanda de semillas.
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