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Foto: Nicolás Bojacá - Unimedios.

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La dieta para el ganado que reduce emisiones de metano

Por CONtexto ganadero - 29 de Octubre 2019

Desde hace más de dos décadas, investigadores de la Universidad Nacional han trabajado en la optimización de la producción de carne y leche en un entorno sostenible.


En 1988, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) con el objetivo de estudiar el cambio climático, sus implicaciones y riesgos, y además ofrecer recomendaciones con respecto a estrategias y políticas de adaptación y mitigación, considerando que los mayores impactos del cambio climático serán en África, Asia, América Latina y el Caribe. (Lea en CONtexto ganadero: Amigo ganadero, conozca las bondades del silo de avena)

En 2015 los Estados miembros firmaron el “Acuerdo de París”, cuyo objetivo es evitar el aumento de la temperatura media global por encima de 2 oC con respecto a los niveles preindustriales. Más adelante, aquellos países adscritos a la ONU promovieron que el IPCC evaluara el sistema climático de la Tierra, y el resultado es el informe “El cambio climático y la Tierra”, el cual fue divulgado en la prensa con titulares centrados en la idea de que comer menos carne salvaría el planeta, lo que refleja un sesgo negativo con respecto a la ganadería.

El reporte enumera y discute medidas para adaptar los sistemas de producción de alimentos al cambio climático y examina los impactos potenciales en la sostenibilidad de la Tierra, considerando para ello el incremento de la población mundial (se estima que pasará de 9.700 millones en 2050 a 11 mil millones en 2100). Asimismo, indica que el cambio climático impactará la seguridad alimentaria debido a que los cultivos rendirán menos y los alimentos serán más costosos y de menor calidad.

Otro informe, el de la Comisión EAT-Lancet sobre alimentos, planeta y salud –plataforma global basada en la ciencia para la transformación del sistema alimentario–, sugiere que modificar los hábitos alimenticios hacia una dieta con menores consumos de carne roja y un aumento en los de proteínas de origen vegetal conduciría a un sistema de alimentación más saludable y ambientalmente sostenible. (Lea en CONtexto ganadero: Los beneficios de dar silo de avena al ganado de leche en la Sabana)


Ganado y cambio climático


Entre 2007 y 2016 la agricultura, la ganadería y la forestería fueron responsables de la generación del 23 % del dióxido de carbono emitido por actividades humanas. La ganadería aporta cerca del 50 % de estos.

En el caso colombiano, en 2014, de las 258,8 megatoneladas (Mton) de dióxido de carbono producidas, los sectores que más contribuyeron fueron el forestal con el 35 % y el agropecuario con el 26 %. De ese porcentaje, el aporte de gei por deforestación fue de cerca del 35,2 %, seguido del 27, 6 % por fermentación entérica.

Es importante anotar que los rumiantes producen metano durante la fermentación de los alimentos en el rumen y lo expulsan por la boca (90 %), la respiración (9 %) y el ano (1 %). Igualmente, cuando se alimentan con dietas que contienen proteínas, solo utilizan entre un 10 y 25 % de lo consumido y el resto lo excretan en heces y en orina; esta última también es un importante contaminante, pues contiene altos niveles de nitrógeno en forma de creatinina y urea, los cuales, a su vez, en el proceso de degradación en el suelo, liberan nitrógeno y óxido nitroso (un GEI), o nitratos y nitritos (que se lixivian o filtran en el suelo). Otra fuente de emisión de óxido nitroso es la fertilización nitrogenada de pasturas y cultivos. (Lea en CONtexto ganadero: Los beneficios de mezclar avena y Vicia para su ganado)

Con respecto a la carne, el reporte del IPCC indica que esta se debe producir en sistemas resilientes, sostenibles y de bajas emisiones de GEI. Asimismo, sugiere el uso de proteína de origen vegetal en dietas para novillos y privilegia los sistemas bajo pastoreo libre, es decir, en los cuales las reses se alimentan solo de pasto, sin cargas hormonales, antibióticos, preservativos o químicos sintéticos.

Estos pueden incluir raciones de algas o plantas forrajeras (pastos o alfalfa) que, por ejemplo, contengan inhibidores de la formación de metano entérico; además se deben implementar árboles en el sistema pastoril.

Investigaciones realizadas durante la última década muestran que es posible producir carne o leche en un entorno sostenible, con balances de carbono neutro, es decir donde las emisiones de GEI son iguales a las capturas de carbono en el suelo y la biomasa aérea. (Lea en CONtexto ganadero: Cultivar avena para ensilar, opción para predios lecheros)


Nuevos pastos y softwares


Investigaciones adelantadas en la Universidad Nacional han contribuido a reducir las emisiones de GEI y adaptar los sistemas de producción a la variabilidad climática. En el primer caso, se ha demostrado que cosechar las pasturas a edades más tempranas, usar leguminosas taníferas e incluir aceites vegetales en la dieta de los rumiantes reduce la producción de metano.

De igual manera, han comprobado que los sistemas basados en pasturas con menor uso de insumos externos (concentrados, fertilizantes y otros) reduce la huella de carbono de la leche, y si se adicionan leguminosas en la pastura se reducen las emisiones de óxido nitroso; también que incluir árboles en sistemas pastoriles permite capturar una mayor cantidad de carbono y mejorar su balance.

En relación con la adaptación, la UNAL ha propuesto alternativas para la alimentación de ganado, con el fin de optimizar su producción para épocas de sequía prolongada. Para ello, se ha implementado el uso directo o en ensilaje de avenas de ciclos vegetativos tempranos, medios y tardíos para cosecha (entre 90 y 180 días) en fincas de pequeños y medianos productores de leche. (Lea en CONtexto ganadero: Altoandina: nueva variedad mejorada de avena forrajera)

De igual forma, con el fin adaptar los sistemas bovinos a encharcamientos prolongados, se ha seleccionado una leguminosa adaptada a estas condiciones para las zonas alto andinas colombianas. Se trata del trébol gigante o pata de pájaro, que no requiere fertilización nitrogenada durante el año e incrementa los niveles de omega 3 y 6 en la leche.

Junto con Agrosavia se desarrollaron los softwares Sistema de Alertas Agroclimáticas Tempranas (SAAT) y el Sistema de Toma de Decisión para la Selección de Especies Forrajeras (STDF) como aporte para los ganaderos del país. El SAAT le permite al productor de bovinos de lechería especializada identificar la variabilidad del clima y su efecto sobre la oferta de pasto, y ofrece alternativas de alimentación de la región. El STDF, a partir de variables de calidad del suelo y la altitud donde se encuentra el predio, ofrece opciones de pastos y de árboles para sombra.

Por último, en colaboración con entidades como Agrosavia y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), se han refinado los cálculos de las emisiones de GEI en los sistemas ganaderos en pasturas de clima cálido colombiano, desarrollando un sistema para la evaluación de gei en agroecosistemas ganaderos y un modelo espacial dinámico que predice los cambios que ocurrirán en la oferta ambiental debido a las variaciones en las concentraciones de GEI atmosféricos. (Lea en CONtexto ganadero: Avenas forrajeras, alternativa nutritiva en trópico alto)

Para mitigar el cambio climático también se necesitan otras acciones, como mejorar la capacidad individual e institucional, implementar alertas tempranas y definir estrategias de promoción y difusión de tecnologías apropiadas; sin embargo, con respecto a la agricultura y la ganadería, estas estrategias deben involucrar a productores, academia, industria, y por supuesto al Estado.

Fuente: UN Periódico Digital.