Policía capturó al jefe financiero del ELN en Catatumbo
PorJosé D. Pacheco Martínez-24 de Abril 2025
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Por - 09 de Julio 2018
El profesor Pedro Álvaro Salazar de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Cooperativa y estudiantes del Centro de Estudios de Especies Menores, desarrollan un repelente para evitar que las cabras consuman el forraje de las resiembras.
El profesor Pedro Álvaro Salazar de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Cooperativa y estudiantes del Centro de Estudios de Especies Menores, desarrollan un repelente para evitar que las cabras consuman el forraje de las resiembras. Partiendo de la necesidad de contribuir a la sostenibilidad del sector capricultor de los municipios aledaños al Cañón del Chicamocha, el profesor Pedro Álvaro Salazar de la Universidad Cooperativa de Colombia y estudiantes del Centro de Estudios de Especies Menores, desarrollan un repelente para evitar que las cabras consuman el forraje de las resiembras que se hacen para abastecer los alimentos de estos animales que habitan la zona. Cabe resaltar que, en días pasados, el profesor Salazar recibió un reconocimiento por parte de la Universidad de Caldas, con motivo de sus 50 años de vida profesional y los aportes realizados al sector capricultor del departamento de Santander. (Lea: Informe: Sector ovino-caprino, un gremio que pisa fuerte en Colombia) Salazar expone que debido a las condiciones áridas de la zona del Cañón del Chicamocha y al aumento en la población de cabras en el sector, se ha hecho necesario hacer resiembras de forrajeras, esto con el objetivo de generar más alimento para estas especies y de esta manera, contribuir a la sostenibilidad en la producción de cabras del sector. El proceso de siembra de forrajeras se lleva a cabo mediante la elaboración de un semillero en cada casa y cuando la planta alcanza el tamaño requerido para hacer la resiembra en las zonas donde las cabras se alimentan, se hace el traslado de la planta a estos lugares. Sin embargo, este proceso se ve obstaculizado, porque, en muchas oportunidades, las cabras ingresan al semillero y se comen las plantas antes de que estas completen su ciclo para ser resembradas, es por esto que el profesor y los estudiantes del Centro de Estudios de Especies Menores, desarrollan un repelente para cabras en el que se usa el estiércol del animal. (Lea: En caprinos, la UFPS Ocaña es un referente regional) La cabra criolla santandereana es considerada patrimonio gastronómico y cultural de Colombia. En la actualidad, los habitantes de los 22 municipios aledaños al Cañón del Chicamocha, subsisten de la capricultura, la principal fuente de ingresos de muchos campesinos de esta zona del departamento. El profesor trabaja permanentemente en la producción de investigaciones enfocadas a resolver las necesidades del campesino. "Para mí, el trabajo con cabras es secundario, pienso que lo que nos debe interesar son los campesinos de la zona. Estos campesinos están realmente aguantando hambre porque no tiene recursos y esto se da porque su economía depende de la capricultura, y al ser el Cañón del Chicamocha una zona árida, es difícil contar con el alimento necesario para estas especies. Es por ello que estamos interesados en aportar una solución a esta problemática", afirmó Pedro Salazar. (Lea: Santander sigue apostándole a preservar su cabra)
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