Maní, Casanare
Foto: Gobernación del Casanare.

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Casanare pasó de la sequía extrema a las inundaciones

Por - 07 de Julio 2014

Las intensas lluvias que se vienen presentando en los municipios de Villanueva, Nunchía y Maní, ocasionaron el desbordamiento de los ríos Meta, Charte, Unete y Cusiana, afectando a más de 800 familias de dichas poblaciones.


Las intensas lluvias que se viene presentando en los municipios de Villanueva, Nunchía y Maní, ocasionaron el desbordamiento de los ríos Meta, Charte, Unete y Cusiana, afectando a más de 800 familias de dichas poblaciones.

Casanare es testigo de los efectos generados por el cambio climático. A inicios de 2014 vivió una de las sequías más intensas de su historia. Miles de reses, chigüiros, tortugas y hasta caimanes sucumbieron ante el fuerte verano que azotó a la región, víctimas en su mayoría de la falta de agua.

Con la llegada de las lluvias se despertaron todas las alarmas en la zona, ya que los pronósticos del Ideam aseguraban que para los meses de mayo, junio y julio, las precipitaciones serían intensas, y producto de ello acualmente ya se reportan estragos causados por su intensidad. (Lea: Más de 3.000 reses muertas por verano en Arauca y Casanare)

Hasta el momento el saldo deja 800 familias damnificadas en los municipios de Villanueva, Nunchía y Maní, además del desbordamiento de los ríos Meta, Charte, Unete y Cusiana.

Según explicó Adriana Hernández Fuentes, coordinadora departamental para la Gestión del Riesgo, los desbordamientos presentados en las 3 poblaciones han afectado a la ganadería, cultivos y los enseres que había en las viviendas afectadas por las inundaciones. (Lea: Las lluvias, problema adicional para la ganadería en Suramérica)

“Ya se vienen adelantando los trámites correspondientes para entregar ayudas humanitarias a las familias afectadas, con el ánimo de resarcir el impacto ocasionado por la lluvia en el seno de los hogares, principalmente los campesinos, donde habitan niños y personas de la tercera edad, considerados de mayor vulnerabilidad”, sostuvo la funcionaria.

Sin embargo, Hernández Fuentes recordó que según los reportes del Ideam, el mes de julio será el mes más lluvioso del año en la región de la Orinoquía, por lo que se debe estar alertas de los niveles de los ríos y caños, y posibles deslizamientos de tierra, a fin de evitar una catástrofe. (Lea: La producción láctea ha caído cerca de un 40% por el verano)

Ante estos hechos, CONtexto Ganadero consultó con Henry Amaya, profesional en Gestión Productiva y Salud Animal de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, quien confirmó la magnitud del problema y sostuvo que en la región los productores carecen de conciencia a la hora de prevenir esta clase de sucesos, ya que esperan que el Estado les brinde ayuda y no protegen sus bienes.

“A muchos empresarios ya les tocó empezar a sacar sus animales y trasladarlos a partes más altas, porque ya hay inundaciones y el propósito es evitar que se mueran las reses, porque las lluvias han sido muy fuertes y en gran cantidad. El otro inconveniente es la falta de prevención, porque acá los ganaderos están acostumbrados que ante cualquier calamidad, el Gobierno los ayuda, por lo que no adelantan ningún plan de contingencia para evitar que un desastre afecte su negocio”, sostuvo el funcionario. (Lea: Zonas bajas de Sucre, una bendición para los ganaderos)

En Meta aprovechan el agua de cara a épocas críticas

3.450 hectáreas del municipio de Puerto Concordia quedaron anegadas por cuenta del desbordamiento de los ríos Ariari y Guaviare, en donde fue decretado el estado de calamidad pública, ya que se inundaron cultivos de plátano, yuca y en menor parte se vio afectada la ganadería. Otros municipios que también sintieron el rigor de las precipitaciones son Cumaral, Cubarral, Castillo, Puerto Lleras, Granada, Mesetas, el Dorado, Fuente de oro, el Calvario y San Juanito.

Sin embargo, en poblaciones aledañas como Granada, donde las lluvias apenas empiezan aparecer, los productores pecuarios vienen adelantando trabajos para ampliar la capacidad de los reservorios, aljibes y lagunetas, para almacenar la mayor cantidad posible de agua y usarla durante las épocas críticas. (Lea: Preocuopante situación en La Guajira por cuenta del verano)

“Como es una época favorable, los productores saben que es hora de aprovechar e ir almacenando alimentos, por lo que están ensilando y guardando silos de maíz. Lo mismo está pasando con el líquido vital, ya no se desperdicia tanto en acciones como lavar el carro, sino que se almacena y así están preparados de forma óptima para cuando empiece el fenómeno de El Niño”, aseveró Pablo Velásquez, profesional en Gestión Productiva y Salud Animal de Fedegán en esta zona del Meta. 

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