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PorCONtexto ganadero-05 de Diciembre 2024
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Por - 03 de Octubre 2014
El sector rural no es ajeno a los elevados índices de inseguridad que se registran en el urbano. De hecho, las extorsiones que los ganaderos llegaron a considerar parte del pasado, han regresado con mayor intensidad. Así se vive en una Colombia cada vez más insegura.
El sector rural no es ajeno a los elevados índices de inseguridad que se registran en el urbano. De hecho, las extorsiones que los ganaderos llegaron a considerar parte del pasado, han regresado con mayor intensidad. Así se vive en una Colombia cada vez más insegura.
Indagar sobre la extorsión en el campo colombiano no es una tarea fácil, más cuando la población le ha perdido confianza a quien otrora fuera su aliado, la Fuerza Pública.
CONtexto Ganadero se puso en la tarea de consultar en las diversas regiones del país sobre las extorsiones que vienen sufriendo quienes hacen parte del sector rural, y aunque el miedo hizo que muchos optaran por callar, algunos se atrevieron a denunciar una situación que tiene a gran número de productores al borde de la quiebra, a otros sin poder visitar sus fincas y a otra gran mayoría considerando cambiar de actividad económica. (Lea: Nadie escapa de la extorsión en Colombia)
Recopilamos información de 13 departamentos. En la gran mayoría, el tema es crítico, creciente y cada vez más frecuente; mientras que las excepciones, temen que sea cuestión de tiempo llegar a enfrentar el mismo problema.
Sucre y Cesar: asustados por los secuestros
La región más peligrosa es la sabana sucreña, hasta allí han llegado miembros de las denominadas bandas criminales a exigirles a los productores $15 mil por cada cabeza de ganado. Su forma de operar es frentera, les mandan a decir a los dueños de las fincas con los administradores que deben pagar determinada cuota. Otra forma utilizada por los criminales es enviarles mensajes de texto a los propietarios de los predios en los que les señalan cuánto deben pagar. (Lea: Secuestro, robos y abigeato, siguen siendo problemas sin salida)
Lo más delicado viene ocurriendo en el departamento del Cesar, en esa zona lo que se disparó fue el secuestro de productores, en especial en los municipios de Curumaní, Pailitas, Aguachica y San Alberto, poblaciones en donde escuchar de casos de plagio es cada vez más frecuente.
“La confianza que se había adquirido en el Estado, se ha perdido; estamos volviendo al mismo cuento. Los malhechores no llegan con pañitos tibios; ellos llegan a desplazar y a matar. Tanto que se logró y vamos de para atrás. Hemos perdido todo lo que habíamos logrado”, le contó a este diario Fernando Fernádez*. (Lea: Extorsiones y atentados se roban la tranquilidad en Santander)
La Orinoquía a merced de los criminales
“La guerrilla está aprovechando la cosecha de arroz y los está extorsionando a todos”, según señaló Hernando Hernández*, un empresario de Casanare preocupado por lo que viene ocurriendo en su departamento. El productor detalló que las llamadas intimidantes en las que piden dinero no solo se las hacen a los ganaderos, sino que es un flagelo que perjudica a todo el sector agropecuario.
Mientras eso viven los casanareños, el panorama de los araucanos no es muy diferente. Allí, los miembros del ELN y las Farc están llamando desde las cárceles a pedirles a comerciantes y productores bovinos medicamentos, armamento y dinero en efectivo. Sin embargo, las autoridades insisten en la importancia de avisar e interponer las denuncias correspondientes y que no se dejen amedrentar por parte de los delincuentes. (Lea: Ganaderos del país temen denunciar por miedo a represalias)
“A mí me llamó un señor diciéndome que era parte del Frente 48 de las Farc, aseguró que ya sabía quién era yo y a qué me dedicaba, por lo que necesitaba que le colaborara con un aporte económico de $20 millones, dinero que iban a usar en movilizar unos hombres hasta el departamento. Yo le dije que no tenía plata, que no les podía ayudar”, le contó a este diario Sandro Cendales*, un ganadero de la región.
En tanto, en el Meta, la población percibe que hay un aumento alarmante de las llamadas extorsivas, a pesar de los esfuerzos que viene haciendo el Ejército. Los grupos encargados de generar esa zozobra son las Farc y las bandas criminales, quienes en la zona del Ariari exigen dinero de acuerdo a los bienes que tenga el comerciante, agricultor o ganadero de turno. (Lea: San Juan de Arama vive bajo la sombra de la extorsión)
“Tenemos información de que en esa zona están exigiendo $10 por cada botella de leche que se extrae y $10 mil por cada animal que se tenga, lo que vuelve insostenible el negocio”, acotó Jorge Melo*, una fuente consultada por este medio y a quien el miedo se le nota en su tono de voz.
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Las Farc reinan también en Caquetá y Putumayo
Hasta la antigua zona de distensión, San Vicente del Caguán, el grupo guerrillero está obligando a ir a todas las víctimas de la extorsión a que negocien el monto de su ‘aporte’ a la causa. Algo muy similar ocurre en Florencia, donde son los comerciantes quienes más sufren este drama; mientras que los ganaderos deben pagar por cabeza de ganado, hectárea de tierra y dar un porcentaje por cualquier venta que realicen. (Lea: Ganaderos del Cesar le temen más al secuestro que a El Niño)
“El tema es muy delicado, las Farc nunca se han ido de acá; es un delito (la extorsión) con el que se vive permanentemente y que toca a todos los sectores. En este momento, a los transportadores les están pidiendo $70 mil para poderse movilizarse y así pasa con todos los demás”, contó una persona cercana a este diario, quien por seguridad pidió no revelar su nombre.
No dista mucha el panorama en Putumayo, en especial en el bajo Putumayo, lugar en el que los integrantes del grupo insurgente están pidiendo entre $8 y $10 millones a quienes se dedican a la ganadería, cifra que baja a $4 o $5 si los productores piden negociar con los delincuentes. Es tal el conocimiento que tienen de las actividades económicas de la región, que los guerrilleros son quienes hacen las cuentas, saben cuánto ganado tienen los productores, la cantidad de tierra que poseen, y de acuerdo a su evaluación miden el valor en especie a pagar. (Lea: El secuestro, flagelo que aún afecta al sector ganadero)
La tensa calma del centro del país
El departamento que más problemas tiene con este delito es Tolima, especialmente la zona conocida como el Cañón de las Hermosas, de alta presencia guerrillera y algunos rezagos de bandas criminales, quienes también “saben más que la misma Dian”, según lo asegura otra persona cercana a CONtexto Ganadero.
La fuente aseguró que los insurgentes son los que hacen cálculos sobre de la cantidad de animales, hectáreas y el total de los activos que hay en una finca y luego proceden a determinar el costo de la ‘vacuna’ que deben pagar. (Lea: Seguridad del sector ganadero sigue en franco deterioro)
En Caldas las bandas criminales y los paramilitares son quienes se disputan el cobro de las extorsiones, siendo los municipios del oriente del departamento los que más han sufrido hasta ahora con esta problemática. “La cuota es variable, pero por lo general oscila entre los $5 y los $20 millones”, señaló Diego Espitia*, reconocido ganadero del departamento.
El caso de Quindío es totalmente distinto al de los demás departamentos, ya que este es conocido como uno de los más seguros del país. Allí, lo que genera incertidumbre son los robos a las fincas, los cuales se han vuelto la opción predilecta de los delincuentes de las zonas rurales. Por lo demás, gracias al eficiente diálogo que hay con el Ejército, la red de seguridad que opera ha permitido que la extorsión no sea un delito que preocupe al sector bovino y agrícola. (Lea: Las 3 regiones del país más peligrosas para los ganaderos)
De acuerdo a la investigaciones, la zona más tranquila en el país es Cundinamarca, y así lo convalidó un ganadero ubicado en el departamento, quien aseguró que a pesar de ser una región tan amplia, la seguridad se ha mantenido, aunque no por ello se dejan de tomar medidas de precaución.
Nariño y Cauca: Invasiones y abigeato, los verdaderos problemas
Los más perjudicados por los cobros exigidos por las bandas criminales y las Farc son los pequeños y medianos ganaderos nariñenses, quienes son microextorsionados con sumas muy bajas en comparación a las otras regiones del país. Los pagos varían entre $300 mil y $500 mil. (Lea: Siguen sumándose voces que piden garantizar seguridad en el país)
No obstante, la preocupación más grande en este momento es el robo de ganado, crimen atribuido a delincuentes comunes que hurtan una o 2 reses, las sacrifican en el predio del propietario y salen a vender esa carne en los expendios de los pueblos y veredas.
“Desde hace 3 meses no tenemos reportes de ganaderos extorsionados en el departamento, por fortuna, lo que da cuenta que la estrategia implementada con las autoridades ha funcionado”, sostuvo Augusto Lara, uno de los pcoos productores que quiso hablar sobre el tema con este medio. (Lea: Seguridad de Cesar en picada por abigeato, extorsión y secuestro)
El caso de Cauca es similar, la ‘vacuna’ es una situación que se presenta con más frecuencia entre los comerciantes y empresarios pecuarios ubicados en el sur del departamento, pero no es un flagelo permanente, la preocupación pasa por las constantes invasiones a la propiedad privada por parte de indígenas.
Una persona allegada a CONtexto Ganadero y quien se reservó su nombre por seguridad, contó la forma en que vienen actuando algunos indígenas caucanos con el propósito de acaparar más predios en favor de su cabildo. Muchas veces para lograrlo piden ayuda a grupos al margen de la ley para asustar a los dueños de los predios y sacarlos. Una vez logrado el propósito, se quedan con las tierras y luego pagan el favor. (Lea: Indígenas del Cauca amenazan a ganaderos de la región)
“Llegan en las noches a las fincas y pican la tierra, usan azadones y palas para dañarla, no en grandes cantidades, pero sí perjudican algún espacio. La otra estrategia es aplicar glifosato para quemar los forrajes que son usados en ganadería. La medida más extrema y para la que cuentan con el apoyo de grupos subversivos es intimidar e incluso asesinar a los mayordomos de gente que se niega a vender, ya incluso a alguien le dinamitaron la casa”, reseñó la fuente.
Las autoridades coinciden en que desconocen la gran mayoría de los casos, en que el número de denuncias que reciben por parte de los productores y comerciantes es baja por el temor a represalias y que incluso muchos ya conviven con el problema. Asímismo, piden dar aviso oportuno cuando se presente algún caso de este tipo para poder emprender acciones que permitan capturar a los delincuentes e identificar a aquellos que se dedican a afectar la tranquilidad de quienes habitan en el sector rural. (Lea: Ganaderos del país le piden a Santos mejorar seguridad del sector)
*Nombres cambiados por solicitud de las fuentes.
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