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Conozca los pasos para la planificación de la carga animal de la finca

Por CONtexto ganadero - 04 de Mayo 2021

Los sistemas ganaderos sostenibles mejoran las condiciones ambientales y de productividad de las fincas, incrementando los ingresos para el productor y mejorando sus condiciones de vida.


Uno de los elementos de este sistema es la planificación de la carga animal con base en pastoreo regenerativo.

Según la publicación del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) “Planificación de la carga animal bovina en función del manejo y rotación de potreros con enfoque sostenible”, escrita por Pablo Andrés Robledo Salgado, Asociado de Investigación Senior, Alianza de Bioversity International y CIAT, y Luis Felipe Garnica Gómez, Profesional de Ganadería Sostenible, Dirección de Innovación Desarrollo Tecnológico Protección Sanitaria del Ministerio de Agricultura y Desarrollo rural, hay unos pasos básicos para lograr este propósito.

En primer lugar está la planificación del uso del suelo del territorio y de la finca, para lo cual recomiendan consultar los mapas de aptitud para la ganadería de leche y carne en pastoreo de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA), con el fin de cruzar información y orientar las decisiones de planificación de uso del suelo de su finca, preferiblemente hacia aquellos que tengan aptitudes medias y altas. (Lea: El manejo influye en el cambio de carga animal)

Una vez el predio se enmarca en un territorio y una zona de aptitud, cada productor debe ubicar espacialmente los principales recursos y usos del suelo actuales de su finca y se deben ubicar al menos, las zonas en bosque o conservación, las fuentes de agua, áreas para cultivos, ordeño, infraestructura, bancos forrajeros y la zona para pastoreo que, a su vez, puede subdividirse de acuerdo a los lotes y vocación del ganado.

Un segundo aspecto es planificar la captación, tratamiento, uso y distribución del agua ya que para cumplir con los principios fundamentales del buen pastoreo, es muy importante el acceso al agua de la mejor calidad posible y con una distribución en cercanía a las zonas de alimentación del ganado. Además, es necesario hacer cerramientos preventivos para evitar la contaminación de las fuentes, tales como rondas con árboles y cercado periférico.

Para aguas de consumo humano, y en algunos casos para consumo de los animales, se recomienda la implementación de filtros. Una alternativa interesante y eficiente, con pocas restricciones desde el punto de vista ambiental, la constituyen los reservorios de agua lluvia, que son particularmente económicos en terrenos de poca infiltración.

También es importante saber cuánta agua requiere el ganado aunque por lo general un bovino consume por día entre el 10 y 20 % de su peso vivo en agua, rango que varía dependiendo de las condiciones agroclimáticas, la fase fisiológica y el nivel de productividad. Por regla, se sugiere calcular con base en el rango superior y así garantizar un volumen adecuado.

Una vez haya una fuente identificada, se puede iniciar la planeación del agua, pero se deben plantear preguntas importantes: ¿Para cuántos animales alcanza la fuente disponible? ¿Es una fuente confiable en la época seca? ¿Cuánto varía? (Lea: Aumento de la carga animal y otras ventajas que ofrece el destete precoz)

En el caso de planear la construcción de reservorios, el volumen de agua que se sugiere almacenar debe estar entre el 50 y 100 % de la necesidad anual del ganado, aunque cada productor debe apropiar estos conceptos y aplicarlos a las condiciones de su finca. El tamaño de cada reservorio depende en gran medida del área que confluye en él, la capacidad de retención del suelo y la pluviosidad. Se recomienda hacer más de un reservorio por finca, para fraccionar y distribuir mejor el recurso de acuerdo con las condiciones particulares.

El tercer aspecto que se plantea es la planeación del recurso forrajero en pastoreo. Para llegar a un valor aproximado del área de la finca dedicada al pastoreo, hay varias formas de proceder, por ejemplo el conocimiento del tamaño de los lotes y, a partir de allí, calcular las áreas en pasturas.

Igualmente se puede hacer medición con decámetro o cuerda, tratando de formar rectángulos para calcular áreas; con la ayuda de un GPS; y, la más recomendada es el uso de aplicaciones móviles, que permiten encontrar la finca en un mapa y medirla caminando, o medir sobre el mapa digital de forma directa, incluso sin necesidad de estar en el campo.

Conviene reconocer las similitudes y diferencias entre las zonas de pastoreo dentro de la finca. Tras la selección del área para pastoreo, es importante diferenciar el terreno por zonas homogéneas y poder aforarlas de manera independiente.

Es importante tener presente, para los cálculos, que una res se come el 12 % de su peso en forraje fresco por día. Este dato permitirá tener buenos estimativos de la carga de la finca. Normalmente, el ganado desperdicia entre el 20 y el 50 % de forraje disponible, o dicho de otra forma, aprovecha entre el 50 y el 80 %. (Lea: Carga animal aumentó 400 % en la Orinoquía colombiana)

A medida que el ganadero se hace experto en la rotación y va conociendo la respuesta de los potreros, es muy probable que vea le necesidad de incrementar la cantidad de animales para hacer más eficiente el impacto positivo sobre el suelo, el sistema y el bolsillo.

Si se tiene una alta presencia de arbustos forrajeros, es muy valioso medir el forraje de algunos árboles de la misma especie y luego calcular la cantidad de árboles que tiene en el lote, así podrá sumar al aforo y entender mejor cuál es la oferta forrajera real.

Adicionalmente, la capacidad de carga aumenta por dos vías. La primera, por menor tiempo de duración de la rotación, pero si es muy corto, no da espacio al trabajo de insectos, lombrices, raíces y otros seres del ecosistema de enriquecer y descompactar el suelo. La segunda vía es por una mayor producción de forraje, que se relaciona con períodos de descanso más largos, pero si hay demasiado tiempo entre dos pastoreos, se corre el riesgo de que el forraje se lignifique y sea muy poco nutritivo, por lo tanto el productor debe encontrar el equilibrio entre estos dos extremos.

Un cuarto paso que plantean los autores es planificar las rotaciones. Para ello se debe tener en cuenta que las gramíneas o pastos tienen un crecimiento acelerado, durante el cual acumulan reservas de carbohidratos en la raíz, hay aumento progresivo de fibra y disminución porcentual de la proteína.

Sin embargo, a medida que el pasto madura, produce mucho más volumen, cobertura del suelo y profundización de raíces, por lo que la cosecha o pastoreo tendrá un punto óptimo entre el rebrote de las nuevas hojas y la florescencia, momento en el que el pasto deja de crecer aceleradamente y pierde considerablemente su valor nutritivo. (Lea: Bajar la carga, solución simple y eficiente para afrontar el verano)

El momento en el que se desacelera el crecimiento, y justo previo a la formación de la espiga de la semilla, es el punto óptimo de reposo (POR), que suele reconocerse por el amarillamiento de tres a cuatro hojas basales (las más cercanas al piso). Una vez que la pastura llega al POR, lo ideal es comerla entre los 3 a 15 días posteriores, con el fin de obtener el mayor beneficio posible por área.

El descanso del potrero equivale a la suma de los días en que el pasto predominante en el lote alcanza el POR en las condiciones particulares de una finca, más unos días de espera voluntaria que el productor pone de acuerdo con sus necesidades. Si a esto se le suman los días de ocupación, se obtiene la duración de la rotación.

Cuando se da la vuelta al circuito de rotación y se encuentran pastos muy maduros, donde su POR se ha alcanzado mucho antes, indica la falta de ganado en la rotación; mientras que las parcelas que se comen antes de llegar a su POR están usualmente asociadas a un exceso de animales en la rotación.

El quinto ítem son las estrategias de planificación para la época crítica, entre las cuales está el asegurar el agua para que los animales beban; no sobrecargar la finca en la época seca; programar la entrada (compra) y salida (venta) de los animales; tratar de sincronizar los partos para que se den hacia el inicio de la época rica en forraje; ajustar la rotación antes de la época más seca; tener una zona de reserva forrajera; migrar a sistemas con altas densidades de árboles y/o arbustos: ya sean por regeneración natural o por siembra programada; hacer suplementación estratégica.

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